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En una sinfonía de otoño, bajo la luz de la luna fría, se fundieron en un primer beso que parecía eterno. Sus manos se entrelazaron, sus almas se encontraron en una danza de amor apasionado. Pero el destino tenía otros planes, y el tiempo se detuvo en aquella noche mágica. Ahora, en el silencio de la oscuridad, solo quedan los ecos de un amor perdido. Él ya no existe, se desvaneció en el viento como hojas secas en el otoño. Y ella, con el corazón roto, guarda en su memoria aquel beso que nunca podrá volver a sentir.

Mi escrito más personal es este. Donde aprobecho a decir, que aunque todo se decida, por algo exísten los recuerdos, están y siguen en nosotros. Y los míos siguen tan vivos y despiertos... que merecen ser escritos. Y leídos con fe de llegar a la persona correcta. Que al leer de nuevo esto, vuelva yo a sentir presente ese último beso.

A Través De La Poesía Where stories live. Discover now