34 (Para tí)

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Te amo, y no sé demostrar cuánto...

Faltarían palabras para explicar lo que con palabras se explica...

Yo cambiaba todo lo que mantuve en un amor silencioso, por un minuto de su respuesta, por el resto de horas en las que aceptaba sentirse amado por mí.

Tú... Como la paz a mi alma.
Tú... Como el inicio de un camino.
Tú... Como la idea de amar lleva el nombre.
Tú... Que motivas mis palabras aunque no las diga.
Tú... Que alarmas mis sentidos hasta dormir mi cuerpo cerca de la tormenta que tu voz provoca.
Tú... Tan libre como mío y tú, el fin del camino.

En el confín de mi ser, un amor se retuerce, como paloma enjaulada,
ansía el cielo, se estremece.

Es él, mi amor clandestino, mi secreto inconfesable,
un amor tan vasto y profundo, inmensurable.

Es, mi luz y mi sombra, mi calma y tempestad,
un ser de contrastes, de dulce dualidad.
Tan bello en su caos, tan perfecto en su error,
que las palabras se desvanecen en su honor.

Mi amor por él, un fuego que en silencio arde,
una locura intensa que en mi pecho guarde. Lo amo con una fuerza que el mundo no comprende,
un amor puro y sincero que hasta el fin se extiende.

Callé mi corazón para proteger su paz, mas su voz en mi mente, eternamente resuena y yace. Aunque nunca la escuché, su eco es mi guía, una melodía que en la distancia se desvía.

Antes de su partida, mi verdad le confesé, por temor a perderlo, mi silencio rompí, al fin cedé. Le dije "te amo", con esperanza y con miedo, anhelando que su corazón sintiera lo mismo, sin enredo. Como sabe de mi amor, de mi pasión desmedida, y aunque teme mi locura, en su mirada hay una presumida satisfacción. Por un instante, si él me escucha, si comprende mi sentir, sacrificaría mi silencio, por un segundo con besos, caricias, solo por verlo sonreír y que me vea a mi. Que al menos le guste saberse amado, que mi amor no sea en vano mucho menos limitado, ni tiempo malgastado. Este amor aprisionado, que en mi pecho se desborda, es un arma sin filo pero que corta y desborda dolor, es la más pura verdad, mi alma que acuerda. Así, con cada verso y palabra confesada, mi amor no quema pero arde en un poema triste, apasionado, sublime y que la melancolía entrega.

Un amor vivo, sentimental, en palabras disminutivas pero grande, un amor que, como paloma, en la libertad se activa.

Una rosa blanca es amor puro, pero una rosa negra es un amor distinto, intensamente aprisionado que aumenta como una obsesión, una infección tan grande como el amor que ama, pero lastima. Saquemos una mitad de cada una y el amor será eterno, tan eterno como siempre ha existido en el mundo.

Shaknlópez.

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