3. Asustamos de muerte a Juan.

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Lo que acabo de presenciar es de locos.

Una pregunta:

¿Te ah pasado que tu mejor amigo se convierta en un tierno lobo?

A mi me pasa todo el tiempo. Bueno, solo una vez.

Mi vida es algo alocada, creo.

Era de noche y mi amigo me sorprende con su cola se lobo. No solo eso, sino que Luz (la nueva compañera) dice ser un descendiente.
¿Descendiente? ¿Que es eso?

—Creo que tu también eres un descendiente, Ángel —dijo Luz.

Tuve que aclarar las cosas:

—¿Yo? Yo tengo Asperger. Soy técnicamente huérfano. No tengo nada de eso. No soy nadie.

—Debemos de ayudarnos entre descendientes —insistió Luz.

Óscar la miró de mala manera y preguntó:

—¿No hablas de eso?

—¿Qué pasa? —pregunte.

—En este momento hay una guerra contra el Rey demonio y todos los descendientes debemos de unir nuestras fuerzas —dijo Luz.

—¡No! No tengo ninguna clase de habilidad. ¡No soy un descendiente! ¿Rey demonio? ¡Todo es falso!

—¿Me viste cuando me convertí en lobo, Ángel? Eso fue real. Debemos protegerte. Tú puedes ser de mucha ayuda —dijo Óscar—. Debemos llevarte a la escuela de descendientes.

—¿Escuela de descendientes? —pregunte curioso.

—Es como la escuela de magos de Harry Potter —dijo Luz—. ¡Te encantará!

—A si, ¿cómo no? ¡Claro que me encantara! —dije—. ¡No!

—¿Eres tonto? —pregunto Luz.

—¡¿Qué?! —pregunté—. ¿Quieres pelear?

—No gastare mi energía en ti —dijo Luz.

Óscar dio un aullido.

—No peleen —dijo Óscar—. Pero si pueden pelear si es por mi.

—¿Quieres que te pegue con el diario, Óscar? —pregunte—. ¡Perro malo!

Óscar se ofendió y se puso triste.

—Hasta el pulgoso necesita más respeto, Ángel —dijo Luz.

—Perdón, Óscar —dije—. Perdón, perdón, perdón.

—Yo creí que éramos amigos —dijo Óscar.

—¡Somos amigos! —dije.

Ante la presencia de la oscuridad, Luz decidió decir lo siguiente:

—Es de noche y yo no necesito linterna. Porque yo soy la linterna.

—¿Qué? Las linternas tienen cables, tornillos y una cubierta de plástico. Tu eres una humana con venas, órganos y una cubierta de piel.

—Solo mira, Ángel —dijo Óscar.

—Aquí voy —dijo Luz—. Le haré honor a mi nombre.

Lus alzó su mano en forma de puño y este se iluminó.

La mano de Luz era como una linterna.

—¿Esto es real? —pregunte.

Luz alumbró por mi cara. La luz de su puño era intensa.

—¡Duele! ¡Maldición! Sí, es real —dije.

Parpadee unas cuantas veces.

—¿A donde vamos? —pregunto Luz.

ÁNGEL RAMOS (YA EN FÍSICO).Where stories live. Discover now