8. Le quemo la cola a un oso rabioso.

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Caminar por mucho tiempo tiene sus consecuencias.
—Me duelen los pies —dije.
—A mi no me duele tanto —declaró Óscar.
—¡Tu tienes cuatro patas! —exprese con furia y envidia. No es justo que Óscar pueda volverse un lobo. El no se cansa con facilidad.
—Puedo darte algunos consejos —dijo Óscar.
—¿Podrías? —pregunte—. Me ayudaría mucho con tus consejos para enfrentar desafíos —dije queriendo escucha sus consejos.
—Te lo diré, Ángel —empezó a decir Óscar—. Para cavar un agujero, lo primero es afilar las garras. Concéntrate en la profundidad y circunferencia del agujero. Hay una buena técnica para cavar, tu usa tu estilo. Es difícil, pero aprenderás.
—Bueno… —dije.
—Te doy otro consejo: Para seguir la cola, debes de tener paciencia y dedicación.
—No se de que me ayudaran esos consejos, Óscar —declaré.
Luz se río como una gatita y agregó:
—Creo que el objetivo de los consejos de Óscar es la perseverancia, Ángel. La perseverancia es una buena cualidad y virtud para enfrentar desafíos.
—Creo que los consejos son innecesarios, Luz —dije—. ¿Cómo me ayudara en la vida real y los problemas.
—Ya te dije, Ángel. Las perseverancia.
Nos detuvimos y hicimos una fogata. Bueno, Luz hizo la fogata con sus poderes de sol.
—Luz, tus poderes son muy útiles. Me gusta la fogata —dijo Óscar.
Me acomode en el suelo intentando dormir.
Era de noche y la luna se veía preciosa.
—Gracias, Óscar —dijo Luz—. Me gustan mis poderes, pero no son nada comparado con los de Ángel.
—No se —dije—. Me sigue pareciendo genial volar. Yo quiero volar. Volar es un buen poder.
El color anaranjado del fuego nos baña a los tres. La fogata era buena aliada para ahuyentar a los bichos.
—La luna es tan hermosa —dijo Óscar.
Óscar se levantó y se transformó en un lobo. Su aullido fue muy desafinado y resultaba gracioso.
Nos reímos.
—¡Uy! Óscar, eso fue fenomenal —dijo Luz.
Óscar volvió a su forma humana y dijo:
—Solo estaba afinando.
Volvimos a reírnos. Óscar se volteó y nos dio la espalda con los brazos cruzados.
Me sentí inquieto y no pude dormir.
Óscar ya estaba roncando en el piso. Luz se tapó los oídos con las dos manos.
Todos mis sentidos se prendieron y estuve más inquieto.
—Hey, ¿sabían que la electricidad es como una fiesta interminable en un cable? —pregunte.
Luz se sentó en el piso para estar atenta.
—¿Una fiesta en un cable? —pregunto Luz.
—Si, imaginen esto: los electrones son como los invitados, y el cable es la pista de baile. Si les damos suficiente energía, ¡bailan sin parar! —explique.
Óscar ya no podía dormir y se levanto. Se puso de rodillas.
—¿Y qué pasa sino quieren bailar? —pregunto Óscar.
—Bueno, ahí es cuando las luces se apagan, amigo. Pero si les das un poco de empujón, vuelven a la fiesta. ¡Es como ser DJ de la electricidad! —explique con mi imaginación.
—Interesante analogía, Ángel —agregó Luz—. Pero, ¿cómo sabes cuánta energía necesitan para bailar?
Me sorprendí por su pregunta y respondí lo siguiente:
—Ah, eso es como una receta secreta. No puedes darles muy poco, o se quedan quietos. Es cuestión de sentir el ritmo de la fiesta electrónica.
—Entonces, ¿eres el DJ de la fiesta electrónica en nuestros aparatos eléctricos? —se intereso Óscar.
—¡Exacto! Soy el DJ secreto de todos los electrodomésticos. Solo tengo que asegurarme de que ninguno de ellos tenga dos pies izquierdos… ¡o cables en este caso!
Mi interés por la electricidad era rara y por eso terminaba electrocutándome, pero ahora soy el descendiente del dios del rayo y no le tengo miedo a la electricidad ni a los rayos. Bueno, los rayos siempre me han gustado mucho. En especial la música de los rayos.
Aún no tenía ganas de dormir. La noche estaba por prenderse.
Puse mi sonrisa traviesa y dije:
—Miren esto, chicos —hice chispas eléctricas—. ¡Luz instantánea!
—Eso es divertido, Ángel —dijo Luz. Ella me miraba con atención.
—¡Eso es genial! —dijo Óscar asombrado—. ¿Puedes hacer algo más? —pregunto.
—¡Claro que si! —conteste. Hice destellos con los dedos—. ¡Chispas de Ángel!
Óscar se río.
—¡Increíble! —dijo Óscar—. ¿Puedes iluminar una habitación completa? —pregunto.
Hice una explosión de fuegos artificiales, pero de rayos y chispas eléctricas.
—¡Y así nació la leyenda del iluminador nocturno! —dije.
—No debes de abusar de tus poderes, Ángel —me aviso Luz.
Le guiñe un ojo a Luz y dije:
—¿Abusar? Solo estoy iluminando el camino hacia la diversión, Luz.
Óscar puso una mirada cómica y dijo:
—Solo espera a que intente iluminar su camino para encontrar la nevera de noche.
Nos reímos.
Nosotros estábamos descansando cerca de una cueva.
Pasaron las horas y nos despertamos para un nuevo día. El sol brillaba en su máximo esplendor.
Quisimos entrar dentro de la cueva. Eso hicimos. ¡Un feroz rugido! Un oso enojado nos persiguió
—¡Nos va a atrapar! —grito Óscar.
El oso alcanzó a Óscar y estuvo apunto de comérselo.
El oso estaba acorralando a Óscar.
Concentre el poder en mi mano y lo lance por detrás del oso.
—¡En su cola! —grito Luz.
Le di justo en su cola. Había un poco de fuego en su cola. El oso se fue corriendo y dejó a Óscar.
—Eso fue épico, aunque no estoy seguro de que al oso le haya parecido gracioso —opino Óscar.
—Pobre oso —dijo Luz. Ella tenía cara de querer reírse.
Óscar me agradeció por salvarle la vida:
—Gracias por salvarme, Ángel.
—Lo hice con gusto, Óscar. Eres mi amigo.
—No quise lastimar al oso. Mi intención era asustarlo.
El oso se alejaba con la cola en llamas por el bosque.
—Desde ahora, el oso pensará dos veces antes de acercarse con nosotros —dijo Óscar.
—A veces solo se necesita un poco de chispa para ahuyentar a los problemas —dije.
Nos reímos.
Decidimos retomar muestro viaje. No se que cosas me esperan, pero me esforzaré para ganar ante la adversidad.
 
 

ÁNGEL RAMOS (YA EN FÍSICO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora