17. Nos salvamos por un pelo.

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Escuche los pasos acercándose.
—Muévete, Óscar —dijo Luz.
Los tres estábamos atrapados en una posición extraña. Dentro del agujero no había mucho espacio. El agujero no eran tan profundo como el pozo en el que estuve.
—Hola, chicos —dijo Tau—. ¿Preparados para morir?
Yo no estaba ni un poquito preparado para morir y grite:
—¡No!
—Será lento y doloroso —dijo Kerana—. Van a sufrir por matar a nuestros hijos.
—Ustedes están locos —dijo Óscar.
Los dos se rieron.
—Están en sus tumbas —dijo Tau.
—¿En nuestra tumba? —pregunte. Se refiere al agujero, creo.
Tau se fue y volvió.
—Los enteraremos aquí —dijo Tau.
—¡¿Qué?! —grito Luz.
Luz le lanzó rayos de sol, pero fue en vano.
—¡No lo permitiré! —grite.
Use mis poderes para electrocutarlos, pero no funcionó.
—Tenemos trajes de goma —dijo Kerana.
Tau nos tiró arena. Mucha arena. La arena ya estaba en nuestros tobillos y cada vez más subía y subía.
Quise volar, pero no pude por estar agotado.
—¡Vamos a morir! —grito Óscar.
La arena subía y subía. La arena ya estaba en nuestra cintura.
—Creo que si, Óscar… —dije—. Te quiero mucho.
—Nosotros enterramos a Luisón —recordó Luz.
Kerana se río como loca y dijo:
—Y ahora nosotros a ustedes.
Estos dos eran unos terribles villanos. Son peores que los chistes de mi abuelo. La verdad que nunca conocí a mi abuelo ni abuela. Yo solo digo por decir.
—¡Estamos perdidos! —grito Óscar.
—Escuche algo —dije.
—Miau —dijo algo o alguien.
—Lo escuche de nuevo —dije.
—Huele a tu gato —dijo Óscar.
—¿Mi gato…?
Enfrente de nosotros cayó mi gato anaranjado.
—Miau —dijo el gato.
—Es tierno —dijo Luz.
El gato empezó s moverse y…
—¡¿Qué pasa?! —grito Óscar.
—¿Por qué gritan? —pregunto Tau—. Cállense y mueran tranquilos.
El gato empezó a crecer cada ves más y más.
—¡Genial! —grite entre asustado y emocionado.
El gato se convirtió en un gran tigre gigante.
—Creo que ya no es tan tierno —dijo Luz.
—Hola, gatito… —dijo Óscar.
El gato empezó a rugir e hizo temblar la arena.
—Suban a mi espalda. Agárrense fuerte —dijo el gato en mi mente.
—¿Escucharon eso? —pregunte.
Luz y Óscar asintieron con la cabeza.
Los tres agarramos del pelaje al gato. Nos sostuvimos fuerte de él.
El gato dio otro rugido y salto. El gato nos sacó afuera.
—¡¿Pero que demonios?! —gritó Tau asombrado.
—¡No puede ser! —grito Kerana.
El gato escupió fuego y Tau y Kerana cayeron dentro del agujero mientras que la arena los sepultada poco a poco.
—El karma —dijo Luz.
—Ya me gustan los gatos —dijo Óscar.
Los tres nos subimos a la espalda del gato y nos escapamos mientras el sol se ocultaba por el atardecer.
Nos salvamos por un pelo.
 

ÁNGEL RAMOS (YA EN FÍSICO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora