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Diego

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Diego

La segunda semana de clases había transcurrido de forma normal. Al parecer ahora Evan era el mejor amigo de Mónica y viceversa.

Constanza había estado más atenta de lo normal con nosotros, al punto de invitarnos el día de hoy a salir con ella, Mateo y unas cuantas personas más. La convivencia entre todos no es extraña, pero si el solo salir unos pocos. Creo es la primera vez que saldré en compañía de Mateo y su novia.

El día de hoy era sábado, y el equipo femenil se encontraba entrenando. Evan estaba en la grada de arriba acostado mientras seguía leyendo. Mateo estaba al lado mío observando a su novia jugar. En la cancha se encontraban casi todas las chicas del equipo, con excepción de Zoe y Martha, las cuales habían faltado sin motivo aparente.

Kora se encontraba observando el entrenamiento, ya que tenía que buscar el punto débil de cada chica para poder reforzarlo. Por lo que pude escuchar el eslabón más débil era Zoe,ya que solía desviar los balones al recibirlos y al no encontrarse en la cancha no arruinaba la jugada del equipo. Otra de las cosas es que estaban considerando que Miranda sea la que inicie en el saque, ya que hasta ahorita no había fallado ninguno.

—Constanza es increíble— dijo Mateo sin quitar la vista en la chica, la cual acababa de salvar el balón. Hasta ahorita cinco de los diez puntos habían sido marcados por ella.

—Es muy buena, creo que ella y Kora son las dos mejores del equipo— respondí.

—Que no te escuche Constanza, o creerá que estas interesado en Kora— la voz de Lucas se escuchó al lado de Mateo. Por un segundo olvidé que el chico estaba con nosotros, ya que no había hablado en todo el día—Típico de ella.

— ¿Acaso no tienes que irte con Andres o algo así? — preguntó Mateo.

—Sí, pero más tarde que comamos con ustedes—respondió Lucas— Aunque ahora que lo dices creo que mejor los espero allá, las chicas tardaran en salir.

—El entrenamiento ya casi termina. Pero creo que si era mejor si las veíamos allá— respondí. Aunque Constanza no nos había querido decir a donde iríamos.

—Ya termino— Mateo bajo de las gradas y camino hacia la cancha— iré con ellas para ver en cuanto nos vamos.

Los tres solo asentimos y esperamos en las gradas.

Una hora después de que las chicas tomaron un baño en la escuela y salimos, Constanza nos había llevado a una cafetería que ninguno conocíamos. El lugar se encontraba en el centro de la ciudad, pero parecía escondido al final de las calles.

En el camino dejaron a Miranda en su casa, por lo que únicamente llegamos al lugar April, Kora, André, Lucas, Constanza, Mateo, Evan, y yo.

—Esperen aquí, pediré una mesa de ocho— dijo Constanza irradiando felicidad.

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