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Evan

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Evan

Al salir de casa, Mateo ya estaba esperándome. Al verme el chico me saludó con entusiasmo, al igual que Constanza y su madre, la cual era la conductora.

Desde adentro Constanza abrió la puerta invitándome a subirme junto a Lucas y Mateo en los asientos traseros. En cuanto sintió que me subí volteo a verme, pero solo lo salude con la mano al ver que traía puestos los audífonos.

—Estoy escuchando un podcast que me recomendó Diego—Señalo sus audífonos sin quitarlos—Leyendas Legendarias.

Levante ambos pulgares hacia él y también busque mis audífonos para entretenerme en algo y no molestarlo, ya que era evidente que no quería hablar. Antes de colocarme los audífonos, Constanza volteo hacia nosotros y junto con Mateo intentaron hacer una conversación entre los tres. Ella constantemente preguntaba sobre mi anterior escuela, mientras que él se interesó en los libros, a pesar de saber que no le encanta leer.

Estuvimos unos minutos así hasta que llegamos a la escuela. Mateo era un chico puntual, por lo que llegamos casi media hora antes. Él y Constanza se disculparon con nosotros y se contradijeron al poner una excusa para irse y pasar un rato más a solas. Lucas siguió ignorándome hasta que nos sentamos juntos en una palapa. El chico retiro los audífonos de sus oídos y volteo a verme. —Evan, ¿Quién es ese chico que estaba contigo el otro día?

— ¿El día que te vi a lo lejos cerca de tu casa? —Lucas asintió— Es un amigo de Mónica, se llama Fernando.

— ¿Desde cuándo es amigo de Mónica? —preguntó Lucas, con bastante interés.

—La verdad no lo sé bien, pero por lo que he entendido ella, Damián y él se conocen desde hace meses.

— ¿Amigo de Damián? —Lucas apretó los labios y susurro— hijos de… debí imaginarlo.

— ¿Qué cosa? —pregunte confundido ante su respuesta.

—Nada, yo… creo que lo he visto antes—Lucas se levantó de las palapas y se despidió de mí, caminando hacia la misma dirección que habían tomado Constanza y Mateo.

Permanecí sentado en mi lugar intentando no sentirme ofendido por la repentina huida de Lucas y la duda que me dejó. Saque mi teléfono y decidí seguir leyendo alguna saga de Alessandra Hazard. Los minutos pasaron hasta que sonó el timbre y camine hasta el salón de clases. Mónica ya se encontraba ahí, con la mochila en la silla de al lado. Al verme dio una media sonrisa y aparto la mochila para que me pudiera sentar. Tenía el mismo aspecto que antes, pero ahora podía notar que sus ojos estaban reteniendo lágrimas.

— ¿Estas bien? — pregunté, aún sabiendo que quizá me volvería a ignorar. Sin embargo, para mi sorpresa ella negó con la cabeza.

—No, pero me gustaría contarte fuera de este salón.

—La maestra aún no llega, podemos salir y platicar. Mónica movió la cabeza para volver a negar, pero a la mitad se rompió y comenzó a llorar.

Colocó ambas manos sobre sus ojos y entre llanto me pidió ayudarla a salir. Tome ambas mochilas y la abrace sobre los hombros para guiarla fuera del salón. En lugar de regresar a las palapas, caminamos hacia las canchas, ya que a esta hora todos se encontraban en su salón. Permanecimos algunos minutos sentados detrás de las gradas hasta que Mónica dejo de sollozar.

the boys gameWhere stories live. Discover now