Consecuencia

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—¡¿P... prohibido dices?!

Mili agitó a la anonada Love, tenía que reaccionar, tenían que preparar el antídoto. Y solo Love podía hacerlo, solo quien había hecho la posion podría hacer el antídoto.

Maldición.

Ni siquiera podía leerlo, para ella solo habían garabatos sin sentido. Pero Love había sido capaz de leerlo antes. ¿Era porque era de su familia? No, tal vez tenía razón, algún día iba a tenerlo de todas formas, como parte de su herencia.

Lo único que había podido reconocer del libro era el aspecto y la marca característica que, quince años atrás, detuvo toda producción. Solo existían tres de estos libros en todo el mundo, se creían extraviados, se habían llegado a desatar epidemias y justamente, por eso, se prohibió su completo uso. destruyeron todos los que estaban en posesión y los que estaban en venta.

Habían tomado la decisión de destruirlos todos por la amenaza que significarían en las manos equivocadas, y aún así, jamás se encontraron tres de los ejemplares.

Tres ejemplares desaparecidos, y ahora se encontraba uno en la posesión de una estudiante que, de forma estúpida, lo había utilizado. Ahora entendía porque todos actuaban tan raro, balbuceos, arrastraban los pies, actuaban como idiotas, incapaces de siquiera pensar con claridad y sobre todo, incapaces de utilizar Magia...

¡Eran incapaces de usar magia! no había visto a uno solo siquiera defenderse de los ataques que recibían. ¿Podría ser... posible que la poción estuviera drenando la magia de los que caían bajo el efecto?

En cuanto entraron en la cocina, Finn y Lemon habían perdido la consciencia...

Un ruido sordo, como si un costal hubiera caído... No, como si varios hubieran caído al mismo tiempo. Proveniente de la puerta, dónde se suponía que Lance estaba cuidando. De forma lenta volteó, Lance estaba en el piso, a su lado Finn y Lemon, sus rostros... estaban teñidos de un leve rosa.

Lance no era alguien débil, al contrario lo consideraban el más apto para ser Visionario Divino en Adler, entonces... ¿Por qué él...

Claro, él era quien más tiempo paso en el lugar, además de que había estado gastando su energía mágica todo el tiempo para limpiar el paso. Eso explicaba el porqué Carpaccio y Love estaban aún consientes.

Sudo frío.

Tenían que salir de ahí. Los tres eran doble línea, así que su poder mágico era mayor, pero no infinito. Lo que significaba que en cualquier momento podían perder la consciencia, si no lo habían hecho, era porque habían utilizado su magia en lo menor posible.

¡Diablos tenian que dejar el lugar! Pero sus piernas no dejaban de temblar, no era capaz de reaccionar. No era capaz de pensar en nada más que estaban en peligro, y aún así no se podía mover.

—Estamos condenados.

Love salió de su trance al oír esas últimas dos palabras. Fue ese instante en el que se percató de que la pelirroja estaba palida, sudando y temblando de forma incontrolable, ni siquiera parpadeando. Algo malo ocurría.

Carpaccio que se había mantenido en silencio hablo por primera vez, en ese momento que había aparecido eterno.

—Tenemos que salir de aquí.

Love asintió, tomó el libro y la mano de Mili, como había dicho Carpaccio: tenían que salir de ahí. Tomó a Lemon entre sus hombros, era la más liviana de los tres inconscientes, de Lance y Finn se encargaría Carpaccio.

Corrieron lo más rápido como les era posible cargando a tres personas inconscientes y una en un trance.

Tan pronto Love vió una ventana, soltó la mano de Mili y apunto con su varita.

Cupid's Stupid [Mashle]Where stories live. Discover now