Defiance

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Casi no había podido ver, sinceramente fascinante al tener entre sus manos el prototipo de su primer producto original como Overlord. Paralizante erótico. Un par de pecadores se habían ofrecido a probarlo, la mitad de ellos escogidos porque encontraban la idea de sexo mientras no podían moverse como algo sexy y otros por curiosidad. Los resultados habían sido óptimos, pero el informe de Vox tenía razón. Sería bueno poner afrodisíaco en la mezcla y hacer un paralizante verdaderamente erótico. La siguiente prueba se haría dentro de una semana y verían los resultados, pero por el momento «Prey» era un potencial nombre que el Demonio de la TV quería usar, seguramente inspirado por sus juegos con Alastor. Angel sonrió, el recuerdo de Husk en su oficina mientras estuvo amarrado le hizo escribirle a Vox con otra opción: «Toy me».

―Husky... ―Dejó la botella sobre el velador y se giró para acurrucarse sobre el hombro del felino dormido―. Ya debes levantarte.

―...no...

La ronca voz del felino al despertar nunca dejaría de ser sexy, pero se obligó a concentrarse.

―No seas así, sabes que Charlie va a venir tocando la puerta, ―Angel se quejó―, y va a tratar darnos otra charla sobre responsabilidades y amor.

Husk gruñó y enterró su cabeza en la almohada. Angel rodó, recostándose sobre su espalda, y esta vez depositó un beso en su nuca.

―Quieto... ―Su pareja le advirtió, pero sus alas se agitaron, intentando abrirse.

Oh.

―Te gusta. ―Canturreó dándole una mordida juguetona mientras sus manos inmovilizaban la base de las alas y los brazos de Husk―. ¿Sabes por qué sé eso? ―Angel susurró contra su cuello, dándole pequeñas mordidas―. Tu cola se está cerrando en mi pierna para que no me mueva.

―Bastarda traidora. ―Husk gruñó con sus garras bien enterradas en las sábanas.

Sophie jamás haría algo así. Angel le dio otra mordida. Ella jamás podría encontrar hermosas esas largas alas, el suave pelaje negro, las garras gigantes o los dientes afilados. Angel se estiró y dejó escapar un suspiro atrás de la oreja del felino, viendo como esta se movía ¿Sophie realmente había deseado a Husk alguna vez? ¿Por lo menos en vida? ¿O simplemente lo había usado? Angel apoyó sus labios en el cuello felino y respiró hondo. ¿Qué sería peor? ¿Qué ella lo hubiera deseado, pero igual usado, o que siempre hubiera sido una farsa?

―Debes levantarte, gruñón. ―Se sentó sobre la cintura de su pareja, admirando cómo sus alas se estiraban perezosamente a lo largo de la cama―. Tienes que trabajar.

Ambos tenían que trabajar. Angel miró a un costado de la habitación. Sí, a ambos los estaban esperando.

―¿Tienes libre hoy...? ―Husk se giró para mirarlo y casi lo tumbó por el movimiento.

―Hoy voy a hacer mi alianza con Alastor y Rosie. ―Angel ladeó el rostro.

―Tú también deberías prepararte. ―Husk admiró su cuerpo desnudo, como si quisiera que Angel se quedara así todo el día. A veces habían hecho exactamente eso―. Tampoco vas a querer que te transporten desnudo... ―se cortó al oír los rápidos pasos de Niffty por el corredor y su risa afilada pasar a toda velocidad―. Eso no suena a que esté cazando cucarachas...

―¿No aceptaron un nuevo residente que es como una babosa...? ―Angel se cayó de costado cuando Husk se levantó y buscó su pantalón rápidamente. Él no pudo evitar reírse y se estiró con pereza―. ¿Crees que le vaya a poner sal por ensuciar los pisos?

―¡No ayudas! ―Husk gruñó, pero tenía una sonrisa pequeña jalando sus labios cuando salió de la habitación y maldijo― ¡Niffty! ¡Déjalo en paz!

Probabilidades implícitasWhere stories live. Discover now