MATTEO

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 Me encontraba atado a una de las barras que había en la fábrica. Estaba flotando en el aire, sin poder tocar el suelo y sintiendo mucho dolor en la espalda. La sangre quemaba por mi cuerpo, me habían dejado aturdido, pero no sabían que cuánto más dolor sufría, más subía la adrenalina a mi cuerpo.

Giovanni estaba con una sonrisa en el rostro golpeándome con un látigo por la espalda. Yo estremecía de dolor, aunque ya tenía un plan en mente: hacerse el dolido, librarse de las ataduras y atacar.

El problema era: ¿Cómo iba a derrumbar a todos yo solito, y más en estas condiciones?

Otro golpe recorrió mi espalda y solté un grito agudo, Giovanni al escuchar eso sonrió satisfecho y se puso delante de mí riéndose de forma maléfica.

― ¿Estás sufriendo? ― dijo y se rió más girando el látigo entre sus manos. ― Moriría de ganas por ver la cara de Nicole al verte en este estado. ― no dije nada, una vez que acabó de hablar, se preparó a golpearme de nuevo.

Miré firmemente alrededor y justo cuando estaba apunto de golpearme, con un tirón rápido, arrebaté el látigo de las manos de Giovanni y lo lancé lejos. El sonido del impacto resonó en el almacén, marcando el comienzo de mi contraataque. Aunque mi cuerpo aún resentía los efectos de la tortura, la determinación ardía en mi interior.

A pesar del dolor que retumbaba en mi espalda, logré liberarme de las ataduras. Caí al suelo con un golpe sordo, la agonía recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Sabía que tenía más de un hueso fracturado, pero no podía permitir que el dolor dictara mi destino.

Giovanni, sorprendido por mi escape, retrocedió unos pasos. La lucha se detuvo momentáneamente mientras ambos evaluábamos la situación. Respiré hondo, intentando controlar el dolor que se intensificaba con cada respiración.

― No subestimes la determinación, Giovanni. ― mi voz resonó, cargada de resistencia y desafío. Me puse de pie, sintiendo la tensión en cada músculo, pero negándome a mostrar debilidad.

Giovanni, enmascarado y silencioso, observaba mis movimientos con una mezcla de furia y frustración. La máscara ocultaba su rostro, pero sus ojos brillaban con una intensidad vengativa.

La fábrica abandonada se convirtió en el escenario de nuestra confrontación. Sabía que necesitaba encontrar una salida, una oportunidad para enfrentar a Giovanni y poner fin a esta pesadilla. Mis sentidos se agudizaron mientras buscaba cualquier indicio que pudiera ayudarme en mi lucha.

En medio de la intensa pelea con Giovanni, los sonidos de pasos resonaron en la fábrica abandonada. Levanté la mirada, alerta ante la nueva amenaza que se avecinaba. Un grupo de hombres armados, vestidos con la misma indumentaria oscura y enmascarada que Giovanni y sus secuaces, avanzaba hacia nosotros.

La llegada de refuerzos cambió la dinámica del enfrentamiento. Giovanni, momentáneamente distraído por su deseo de venganza, se volvió hacia los recién llegados con una expresión que denotaba cierta sorpresa. Aprovechando ese instante de confusión, me retiré unos pasos hacia atrás, evaluando mis opciones.

Los hombres armados rodearon la zona, formando una barrera intimidante. Sus armas relucían en la penumbra, y sus máscaras ocultaban cualquier indicio de humanidad. Era evidente que no estaban aquí para jugar, y mi situación pasó de complicada a crítica.

Giovanni, recuperándose de la sorpresa inicial, esbozó una sonrisa siniestra. Parecía que estos hombres eran sus aliados, y la posibilidad de salir ileso de esta situación se volvía aún más difícil. Mientras buscaba una estrategia, la voz de Giovanni resonó en la fábrica.

― Bienvenidos, caballeros. Parece que han llegado en el momento oportuno para disfrutar del espectáculo. ― su tono despectivo me recordó que estaba atrapado en medio de un conflicto mucho más grande de lo que inicialmente pensaba.

Dangerous: Juego TóxicoWhere stories live. Discover now