NICOLE

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El día de San Valentín despertó con una promesa de amor y aventura en el aire. Matteo y yo nos levantamos temprano, ansiosos por comenzar nuestro día especial juntos en París. Después de un delicioso desayuno en una acogedora cafetería parisina, y sí, habíamos desayunado justo en la panadería de Marinette, la serie de Ladybug. Luego decidimos intercambiar nuestros regalos.

― ¿Qué te parece si pasamos el día en Disneyland, amor? ―propuso Matteo, con una sonrisa pícara.

― ¿Y ver la estatua de mi esposo? ― dije refiriéndome a Tony Stark, Matteo me miró serio y yo estallé a carcajadas.

Una vez en Disneyland, nos dejamos llevar por la emoción y la alegría del lugar, disfrutando de emocionantes atracciones, desfiles coloridos y encuentros mágicos con nuestros personajes favoritos de Disney. Spike correteaba alegremente a nuestro alrededor, contagiado por la energía vibrante del parque.

― ¡Mira, Spike, es Mickey Mouse! ―exclamé, señalando al famoso ratón mientras pasaba saludando a los visitantes.

Observé con una mezcla de emoción y preocupación cómo Spike corría hacia Mickey Mouse, quien se sorprendió al ver al pequeño perro acercarse tan rápido, lo cual Mickey se asustó y se echó a correr, el problema es que Spike ya le había alcanzado y se subió encima de él tirándole al suelo mientras tiraba de él meneando la cola.

― ¡Oh no, Spike, espera! ― exclamé yendo tras de él.

― ¡Mickey Mouse está a punto de ser derrotado por un perro! ― se burló Matteo entre risas, disfrutando del espectáculo mientras yo le fulminaba con la mirada. ― ¿Qué? ― preguntó confuso.

― ¡Spike, ven aquí! ¡Mickey Mouse no es un juguete! ― llamé, esperando que el perro me escuchara tirando de él.

― ¡Vaya, este perrito tiene mucha energía! ― comentó Mickey pillándole confianza, acariciando a Spike detrás de las orejas.

Después de ese pequeño susto con Spike y Mickey Mouse, continuamos explorando DisneyLand, disfrutando de las atracciones y de la magia que inundaba el lugar. Matteo y yo nos tomamos de la mano mientras paseábamos entre las coloridas tiendas y los personajes animados que saludaban a los visitantes.

― ¿Ves, Spike? Aquí no hay más Mickey Mouse, así que no te metas en problemas otra vez ― le dije a nuestro travieso perro, quien ahora parecía más calmado después de su encuentro con Mickey.

― Spike, el temerario defensor de DisneyLand ―bromeó Matteo, recibiendo una mirada juguetona por parte de Spike, como si estuviera listo para cualquier aventura.

Nos detuvimos frente a una de las atracciones más populares, donde una larga fila de visitantes esperaba su turno para subir. Matteo y yo intercambiamos miradas emocionadas, listos para disfrutar de la experiencia juntos.

― ¿Estás lista para esto, amore? ― preguntó Matteo, mirándome con una sonrisa llena de emoción.

― Por supuesto, siempre contigo ―respondí, devolviéndole la sonrisa antes de adentrarnos en la fila, preparados para vivir nuevas aventuras en DisneyLand.

Pasamos el día recorriendo cada rincón de DisneyLand, riendo, disfrutando de las atracciones y compartiendo momentos de alegría. Spike se convirtió en el centro de atención allá donde íbamos, recibiendo caricias y sonrisas de otros visitantes que también quedaban encantados con su entusiasmo.

― ¿Qué te parece si probamos esa montaña rusa? ― propuso Matteo, señalando una enorme atracción que se alzaba imponente frente a nosotros. ― ¿O sigues teniéndole miedo? ― sonrió de lado burlándose de mí.

Dangerous: Juego TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora