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Subimos al auto, un Honda Civic Type R color azul, Yuki me abrió la puerta del acompañante, mis piernas temblaban. Me senté y le agradecí. Robert y Ty se sentaron atrás mientras que Yuki se ubicó en el asiento del piloto. Pegué un vistazo atrás y Robert me guiñó un ojo. Mi corazón latía a mil, quería pensar que era porque Yuki era muy educado pero su amabilidad hacia fluir la sangre a mis mejillas.

Una vez que todos nos pusimos el cinturón, Yuki arrancó, lo miré de reojo, no podía haber imagen tan hermosa y sensual que él con sus manos en el volante, el detalle de su reloj y manejando con una mano.

Saqué mi celular para distraerme, respondí algunos mensajes hasta que Robert sugirió sacarnos una Selfie. Abrí mi cámara y apreté para hacer un video. Robert hizo una mueca graciosa con su cara, me reí. Ty más tímido solo hizo el símbolo de la paz. Para no dejar a Yuki afuera también nos enfoqué, yuki miro de reojo y alzó las cejas e hizo un saludo rápido con la mano. Por dentro me moría.

—¿Puedo sacarte una foto? — le pregunté a Yuki. — Creo que servirá para Instagram o Twitter — sugerí.

—Claro, dime que hacer.

—Solo conduce, será una casual, tendrá mejor impacto en las redes —Le expliqué.

Saqué varias fotos con mi celular, todas salieron perfectas, pero les hice una rápida edición y le pasé dos por WhatsApp.

—Ya te las pasé.

—Genial — dijo prestando atención a la calle.

Ya estábamos cerca, Robert me sacaba charla.

—¿Entonces cuantos idiomas hablas?

—Hablar bien... solo español, ja, ja, ja, pero hablo algo de italiano y coreano también — respondí.

—E inglés— Agregó Ty.

—Si, pero no se me da bien.

—Creo que hablas bien— agregó Yuki.

—¿crees que sí?

—Si, pero ¿por qué coreano?

—La verdad es que me gusta una banda coreana y quería aprender a pronunciar sus nombres, así que aprendí el hangul, alfabeto coreano y así empezó todo — expliqué.

—Guau ¿solo por eso? ¿No te interesa el japonés? Ja, ja, ja — rió.

—Si, me gusta, intenté estudiarlo cuando tenía doce, pero en ese momento no había tanta información como ahora — expliqué con seriedad.

—¿Aprendías sola?

—Si, en YouTube.

—Interesante, dime algo que sepas en japonés — agregó.

Me paralicé completamente, mi japonés no era excelente, ni mucho menos, apenas recordaba algunas palabras. Además, que vergüenza hablar frente a él.

—La verdad no recuerdo mucho, solo *Mi nombre es Olivia, soy argentina* — dije en un japonés rústico.

—¡Guau!¡qué bien! — dijo realmente sorprendido.

Robert y Ty estaban en silencio, miré para atrás y ambos me miraban con una intención que solamente yo entendería...se dieron cuenta...

Llegamos al lugar de la fiesta, bajé del auto a las apuradas para tomarle más fotos.

—Sacame una acá — me dijo Yuki — frente al auto. Obedecí.

Entramos al lugar, era hermoso tenía paredes que daban la sensación de estar dentro de una cueva, había plantas en cada esquina y un hermoso lugar VIP, con piso de leds y paredes blancas. La barra de tragos era inmensa y también había un patio, donde se encontraban sillas y mesas y se podían ver las estrellas.

Entré algo aturdida por la música, me aferré a Robert como si mi vida dependiera de ello, para entrar había muchas escaleras y más adentro te ponían una pulsera del lugar.

Fuimos directo a la barra, Yuki pidió un trago de algo azul sin alcohol y yo lo imité pidiendo lo mismo. En cambio Robert y Ty fueron directamente por los mojitos y luego un par de cervezas. Nos quedamos en una ronda, nos veíamos muy tristes los cuatro moviéndonos un poco en un rincón así que sugerí caminar para encontrar a los demás.

Robert y Ty se movieron, Yuki también, por instinto tomé la remera de Yuki ya que no quería perderlos y quedarme sola. A diferencia de como pensé que reaccionaría, el ofreció su mano, la tomé. Estoy segura que él podía sentir el temblor de mi mano, mi nerviosismo y el calor de la misma. Así como yo también notaba su calor y su mano algo sudada. Pero no me molestaba y en mi mente solo una frase se repetía "creo que no volveré a lavarme esta mano nunca mas".

Nos ubicamos cerca de la tarima del Dj, en el camino encontramos a Daniel y a su novia, Heidi. La música estaba alta a penas escuchaba lo que estaban diciendo pero Daniel se rió y apuntó a nuestras manos que aun estaban juntas. Rápidamente lo solté para que no se malinterpretara y di un sorbo de mi trago para ocultar la vergüenza.

La música era electrónica y algo monótona, así que solo me movía de un lado para el otro y levantaba mis manos ocasionalmente, al igual que todos. Hasta que empezó a sonar un remix de gasolina de Daddy Yankee y comencé a moverme más como lo haríamos en Latinoamérica. Comencé a mover mis caderas al ritmo de la música y cantarla a todo pulmón.

No solo era una canción latina, me hacía sentir que no estaba tan lejos de casa y era una canción que me traía recuerdos. Apunté hacia el Dj y le dije que era un excelente tema con un gesto con la mano.

El Dj se acercó a mí y me pidió que subiese con él a la tarima a bailar y así lo hice, conversamos un poco y resultó que él era mexicano. Así que le pedí que pusiera más canciones latinas por favor.

Cuando la canción se engancho con otra, le agradecí y bajé del lugar a mi posición original. Yuki me miraba asombrado, como si nunca hubiera visto a alguien bailar así. Daniel en cambio trató de imitar mis movimientos y se reía, así que traté de enseñarle como perrear. Los esfuerzos fueron insuficientes.

Luego de esa interacción con el Dj, comenzó a poner música mas movida y bailable, lo cual fue un alivio. En un momento tome a Heidi de la mano para bailar y muy amablemente me la aceptó y bailamos un poco.

Los chicos habían ido a la barra a buscar mas tragos por lo que Yuki y yo nos quedamos solos mientras Heidi y Daniel bailaban.

Comenzó a sonar "Dale Don Dale" de Don Omar y me volví loca. Yuki me seguía mirando sorprendido, quizá no se esperaba que mi personalidad fuera así. Comencé a cantarla y a moverme, le devolví un guiño al Dj y me concentré en bailar, realmente la estaba pasando bien, no iba a avergonzarme por ello. Para arrepentirme tendría todo el día siguiente y las tres semanas de descanso.

En un momento de la canción alguien se me acercó por detrás, mi cara cambió rotundamente, no tenía intenciones de bailar con nadie mas y tampoco que otra cosa sucediera, Yuki vio mi cara, tomó mi mano y me hizo girar para su lado, dejando como idiota al tipo.

—Gracias — le susurré al oído.

—Me di cuenta a tiempo.

Tomados aun de la mano lo invité a bailar, mis mejillas ardían, no solo por la situación, sino por el calor sofocante del lugar repleto de gente. Los efectos de luz iban y venían, los flashes nos encandilaban, pero nos daba igual, los dos estábamos pasándola bien. Creí que nunca me arrepentiría de ello.

¿Cómo llegué a quererte tanto? || Yuki Tsunoda F1Where stories live. Discover now