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Había pasado el gran premio de Miami, nos encontrábamos en la sexta parada: Autódromo Enzo e Dino Ferrari quedaban siete carreras antes del receso, empecé a notar que el trabajo duro resonaba en mi espalda, pero no me importaba, debía seguir adelante y seguir trabajando fuerte.

Las conversaciones entre Yuki y yo se habían vuelto monótonas y básicas. Quizá era por mi culpa. Sentía que si me acercaba demasiado solo había dos cosas que podían pasar, ilusionarme con un amor no correspondido o que los demás malinterpretaran la situación y se crearan rumores nuevamente.

—Vamos a grabar — me dijo Robert.

Tomé mi pequeña maleta y buscamos a Yuki en su habitación de hotel, había salido un comunicado de la suspensión del gran premio debido a las inundaciones. Quería volver a casa lo antes posible.

"El Gran Premio de Emilia-Romaña, que iba a llevarse a cabo en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari, no podrá celebrarse por inundaciones que afectan la zona en la que se encuentra el circuito y ante la emergencia climática, que amenaza con continuar durante el fin de semana. Tras las conversaciones mantenidas con el presidente de la FIA, Mohamed bin Sulayem, las autoridades competentes, incluidos los ministros pertinentes, el Automóvil Club italiano, responsables regionales y locales y promotores, se ha tomado la decisión de no continuar con el fin de semana del Gran Premio en Imola.

La decisión se ha tomado porque no es posible celebrar el evento con seguridad para nuestros aficionados, los equipos y nuestro personal, y es lo responsable dada la situación a la que se enfrentan las ciudades de la región. No sería correcto presionar aún más a las autoridades locales y a los servicios de emergencia en estos difíciles momentos"

Entramos en su habitación todo se veía impoluto a diferencia de lo que esperaba viniendo de Yuki.

—Bienvenidos — dijo Yuki haciendo un gesto con la mano.

—Gracias.

Las cosas estaban tensas, no iba a negarlo.

La habitación era enorme, mucho mas grande que la mía. Tenía en el centro una cama gigante con acolchado blanco, todo muy ordenado y liso, detrás de la cama un ventanal gigante con vistas a la ciudad y al circuito. Ubicamos una de las sillas cerca del ventanal para aprovechar la luz natural que entraba por allí y delante de una pared blanca que hacía de fondo. Robert ubicó su trípode frente a la silla y alguna luz compensadora. Yuki iba a decir algunas palabras referido a la trágica situación.

Yuki se sentó en la silla e hizo un gesto en señal de advertirnos que ya estaba listo para grabar.

"Después de una noche horrible, la ciudad está muy afectada: polvo, barro y olor a gasolina por todas partes. Ahora mismo, la gente está luchando por encontrar comida y, sobre todo, lugares donde alojarse, ya que muchos han sido evacuados de sus propias casas. Por favor, cualquier cosa que puedas hacer para ayudar será apreciada, no importa lo grande o pequeña que sea la donación."

Ya habíamos grabado a Dani y al resto del equipo que quiso participar así que Yuki era el último. En ese momento la lluvia comenzó de nuevo, era terrible.

—¿Qué harás ahora? — me preguntó Robert consiente de que debía ir a mi casa en Faenza.

—Volver a casa ¿Qué otra opción tengo?

—Es peligroso — aportó Yuki.

—voy a volver cuando la lluvia haya cesado. Faenza no está muy lejos.

—¿vivis en Faenza? — Preguntó Yuki mientras Robert salía de la habitación para guardar las cosas.

—Así es — respondí a secas.

—Volvamos juntos.

¿Cuántas veces me iba a tomar por sorpresa? No era un ofrecimiento, era casi una orden.

—No hace falta.

—No pregunté, vení conmigo, de todas maneras, yo también tengo que ir a casa en Faenza.

—En serio, no es necesario.

—Siento que te lo debo, por todo lo que paso. Quiero compensarte — dijo tomándome la mano cariñosamente.

No tenía excusas, la verdad me convenia viajar con él, además me hacia sentir segura, creo que no confiaría en ningún otro piloto mas que él para llevarme nada más ni nada menos que a mi casa. Solo eran treinta minutos y teniendo en cuenta el clima quizá un poco más, pero nada a lo que no pueda sobrevivir.

—Bueno...esta bien me convenciste— le dije entre risas.

—Se que no lo dije antes, pero...perdón.

—No hay de que disculparse, todo está bien.

—Si todo está bien... porque no me mirás o me hablás como cuando nos conocimos.

Era difícil de explicar ¿Cómo le decía que me gustaba o que mis sentimientos hacia el habían cambiado? ¿cómo le explicaba que no quería hacerme falsas expectativas porque sabia que un amor entre nosotros era imposible? ¿Como le explicaba que sabia que no se iba a enamorar de mí? ¿Como?

—Tomé distancia por el miedo a que dirán.

—También quiero decirte otra cosa — dijo tomándome por la mejilla obligando a que lo mirara a los ojos.

Mi corazón se detuvo, estaba muy cerca y notaba su calor o capaz que era el mio subiendo por las mejillas, mi sangre hervía y mi piel pedía a gritos acortar mas la distancia y mis labios probar sus labios. En ese momento me di cuenta que eso de "hacerme falsas esperanzas" era todo una mierda, ya estaba dentro del juego y no me podía salir, su amabilidad me derretía. Ya era muy tarde, ya había imaginado una vida junto a él, había soñado que vivíamos en una casita linda en Faenza, había imaginado que nos agarrábamos de las manos...hasta las manos estaba yo. Rebalsaba de sentimientos.

—Gracias

—¿Por qué? — pregunté.

—Por decirme siempre que hago un buen trabajo y darme ánimos.

—Lo digo porque es verdad. Siempre das lo mejor de vos.

—Pero sos la única que lo nota — sonrió.

En ese momento Robert volvió a entrar, nos miró, analizó la situación y quedó inmóvil.

—¿Interrumpo? — dijo al tiempo que Yuki quitaba la mano de mi rostro.

—No — me apuré a decir.

—¿Entonces venís conmigo no?

—Si.

—¿te vas con él? Entonces quedate, que yo llevo el equipo solo. Total ya trajiste tu valija ¿no? — me delató Robert.

—Si, quedate — dijo Yuki.

—Si, voy a bajar a la recepción — aporté.

—No, quedate acá, yo ya termino mi valija y salimos.

Me iba a quedar sola, en su habitación, mi cabeza desvarió por un montón de situaciones absurdas por un momento. Pero logre controlarme.

—Ok — dije no muy convencida.

La cara volvía a arderme nuevamente, maldición, con que facilidad hacia que me sonrojara. Tomé mi valija y mi mochila y la acomodé mejor en un rincón de la habitación. Me despedí de Robert y Yuki cerró la puerta. No entendía muy bien lo que estaba pasando. Realmente estaba sola con él en su habitación. Iba a morir.

¿Cómo llegué a quererte tanto? || Yuki Tsunoda F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora