Capítulo 6. Lorena

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De vez en cuando
me cuesta respirar
Y se me rompe
el corazón por la mitad
Y ayúdame solo una vez más
A entender que soy yo
quién me tengo que salvar
De vez en cuando, Miriam Rodríguez

Diciembre llegó, y con él llegaron todas las comidas y cenas con amigos, con compañeros del máster, de los que solo tenía algo de confianza con Patricia, la chica al lado de la cual me sentaba. También quedé para ir a cenar a un restaurante con las chicas de la clase de baile, aunque con ellas ya no me sentía tan mal comiendo gracias a que tenía a Raquel apoyándome siempre.

El beso que nos habíamos dado aquella noche de fiesta seguía sin aparecer en nuestros temas de conversación, ahora solo hablábamos de las películas que nos gustaban, ya que a ambas nos apasionaba Harry Potter por todo lo que había significado en nuestra infancia. También hablábamos de series, de música, de nuestras comidas favoritas... Descubrí que a ella le encantaba la pizza con piña y el café, cosas que yo detestaba completamente.

Con la llegada del último mes del año llegaron también los exámenes y trabajos finales, los cuales acabaríamos en enero, y el estrés y la ansiedad que a veces me suponía, por mucho que disfrutara de todo lo que estudiaba.

Pero también llegaron las películas navideñas y las palomitas con mis compañeras de piso y por supuesto, nuestro primer árbol de Navidad que pusimos el mismísimo día uno al lado del sofá y que adornamos con un montón de bolas, luces y espumillón.

— Un poco cutre, ¿no? — reconoció Alicia una vez terminamos de montarlo.
— ¿Qué esperas, Ali? Es del bazar — respondió Vicky soltando una carcajada.
— Pues, ¿sabéis qué, chicas? — concluí —. A mí me vale así. No es el mejor árbol del mundo, pero es que simboliza tanto...
— Bueno... ya está aquí la intensa —. Bromeó Alicia que, a pesar de que intentaba siempre hacerse la fría y la dura, en el fondo también era una persona sensible que se escondía bajo las bromas para evitar emocionarse.
— Déjala hablar, tía — le regañó Miriam y poniendo toda su atención en mí.
— Simboliza nuestra primera Navidad viviendo juntas. Como siempre habíamos imaginado. Este año hemos cumplido ese sueño que nos repetíamos cada año en la feria del libro y es lo mejor que me ha pasado — dije al fin y noté una lágrima de emoción recorrer mi mejilla.
— Ay, Lorena, ¿pero cómo eres tan adorable? — preguntó Miriam dándome un abrazo al que se unieron las demás.
— Gracias por ser tan buenas compañeras — dijo Vicky —. Conoceros ha sido de lo mejor que me ha pasado.

Y tras ese momento de, como decía Alicia, intensidad máxima, decidimos ver Solo en casa, la película por excelencia de nuestras navidades que no podían faltar nunca en estas fechas.

El mes fue avanzado con el paso de los días entre el máster, el baile y el jersey navideño que estuve tejiendo, y llegaron las vacaciones de Navidad, el dejar Madrid para volver a casa durante las fiestas, separarme de Raquel y dejar de verla a diario. Aunque antes de marcharme de la capital, decidí regalarle unos adornos de crochet para el árbol de Navidad, los mismos que yo había hecho para añadir al que habíamos puesto en el piso, aunque casi no lucían debido a lo recargado que estaba..

***

Salí del tren cargada de maletas, pues había decidido traer muchas cosas para dejarlas en casa de mis padres y así poder llevar algunas otras a Madrid a la vuelta de las vacaciones. De fondo se escuchaba el sonido de los niños del colegio de San Ildefonso cantando los números de la lotería. 22 de diciembre. El inicio de las navidades. Daba gusto volver a pisar la estación viguesa en estas fechas. Para mi sorpresa, en la puerta, vi a Noa, mi hermano mayor, y de la ilusión que me hizo, dejé todo mi equipaje a un lado y corrí, lanzándome hacia él con tanta efusividad que casi lo tiré al suelo. Él se rió ante mi reacción y me cogió en brazos llenándome la cara de besos.

La primavera que hay en tus ojosWhere stories live. Discover now