Capítulo 8. Raquel

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No fuimos culpables porque nunca fuimos nada
No hay nada más triste que una historia no empezada
Solo veo daño donde tú veías calma
Ya entregué las armas,
ya he fundido el plomo de mis balas
Guerra Mundial, Roi Méndez (feat. Ainhoa Buitrago)

Quise explicarle que las cosas no eran tan fáciles, quise gritarle que no había sido yo la que la había dejado por tener depresión, pero el dolor del recuerdo de Cristina era tan intenso que aún me dejaba paralizada cuando tenía que hablar del tema con alguien que no fuera mi psicóloga. Aún me costaba pronunciar su nombre sin sentirme culpable. Aún me costaba enamorarme de otras chicas porque creía que no me lo merecía y que no estaría a la altura para ellas. Lorena había sido la primera persona por la que me estaba permitiendo empezar a sentir algo después de tantos años de terapia para intentar superar lo que pasó. Sin embargo se había ido. Había desaparecido de mi vida. Me había bloqueado de todas partes, se había salido del grupo de WhatsApp que teníamos con las demás chicas de baile y, por supuesto, tampoco apareció por la academia durante los últimos meses antes de las vacaciones de verano.

 Me había bloqueado de todas partes, se había salido del grupo de WhatsApp que teníamos con las demás chicas de baile y, por supuesto, tampoco apareció por la academia durante los últimos meses antes de las vacaciones de verano

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La primavera que hay en tus ojosWhere stories live. Discover now