Capítulo 10- Defender la vida por encima de todo

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El grupo de nuevo se cobija dentro del fuselaje, como cada anochecer. Numa está sentado recostando su espalda en la pared. A su lado Julia lucha contra sus párpados apoyada en su hombro. El chico se había dado cuenta que a pesar de dormir mucho las ojeras eran cada vez más notorias, igual que las suyas. Ambos se estaban consumiendo. Su cinturón hacia mucho que le quedaba grande.

―Me equivoqué. Les pedí que esperaran al rescate para nada. Pero si puedo pedirles algo más, les pido que coman.―Para dar ejemplo, Marcelo coge una tira de carne y se la lleva a la boca. Otro chico lo imita.―Acá lo único que nos queda es la vida y la tenemos que defender por encima de todo.

La gente comienza a caer en la necesidad y todos comen, menos Numa y Julia. Roberto frunce el ceño y se acerca a la chica acercándole su pedazo de comida.

―Julia, por favor, te necesitamos fuerte.

La chica niega sin decir nada. Numa la mira de reojo, luego a Roberto que le suplica con la mirada que intervenga. Recuerda la conversación que tuvieron esa misma mañana, también recuerda la transmisión de la radio que anunciaba el fin del rescate. Era plenamente consciente de la situación, y a pesar de ser contrario a aquella atrocidad entendía que la chica no tenía muchas opciones si quería mantenerse con vida.

―Julia, estás muy débil―Murmura el chico a la chica apoyada en su hombro.―Yo sé que no quieres, pero te estás consumiendo―Numa la agarra con suavidad de los hombros y la incorpora para obligarla a mirarle.―No te lo pediría si no fuera la única opción. Tienes que intentarlo por favor.

―No quiero―Murmura con el ceño fruncido, su leve tono de voz deja ver el enfado que crece en ella.

―Necesitamos que nos ayudes a salir de aquí―Dice Marcelo al otro lado de la nave viéndolo todo.

―¡Marcelo, no vayas por ahí!―Le advierte Numa callándolo―¡Esto no tiene nada que ver con eso!

―¡He dicho que no quiero!―Grita Julia negando con la cabeza moviendo los brazos para romper el contacto con el moreno.

―Julia, no puedes dejarnos solos.―insiste Roberto acercándole la carne a la cara.

Numa agarra el brazo de Roberto alejándole el pedazo de carne―No la fuerces, Roberto.

―¡No puede simplemente dejarse morir!―Gritaba otro de los chicos que miraban la escena.

Punto de vista de Julia:

No me entra el aire. Respira, joder. Respira. Numa grita a Marcelo algo, Roberto me acerca a la nariz el trozo de carne otra vez ahora que su compañero no le ve, yo solo quiero salir corriendo. No puedo. Veo todo borroso. El olor es nauseabundo, si tuviera algo en el estómago ya lo habría echado. El corazón se me va a salir del pecho, y ni siquiera me estoy moviendo.

―¡Tiene que intentarlo!―Exclama Marcelo

Numa se levanta enfadado diciéndole algo. No sé qué es y me da igual.

―Por favor, Julia eres nuestra esperanza. Esto es hígado tiene mucho hierro, es justo lo que necesitas para mejorar―Roberto me mira suplicándome con la mirada, ajeno a la pelea que ocurre detrás de él.

Yo ya no puedo más―¡HE DICHO QUE NO, JODER!―Lo empujo con las pocas fuerzas que me quedan y este cae de culo en la nave haciendo que todos nos miren.

Me arrastro como puedo a una esquina lejos de Roberto y del resto del grupo, no puedo parar de hiperventilar, el corazón me va a mil y siento que me voy a morir de un infarto. Me duele el pecho, los brazos y la pierna. La puta pierna me va a estallar. Numa se acerca a mí pero lo aparto de un empujón, no lo muevo, por supuesto que no lo muevo, pero tampoco avanza hacia a mí, ha entendido el mensaje.

La Sociedad de la NieveWhere stories live. Discover now