Capítulo 13- Solo dame un par de días más.

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Lía se forzaba a comer tres veces al día, tenían hígado suficiente para que pudiera hacerlo. Roberto le miraba la herida todos los días y sin duda pudo comprobar cómo tras un par de días de comer empezó a tener mejor aspecto. Obviamente estaba lejos de estar recuperada, pero la chica ya comenzaba a estar más lúcida, tenía más energía y se presentaba más apetente ante todo.

Numa por el contrario seguía sin comer. Cada vez más delgado, más pálido y desganado.

En un corro fumaban Numa, Marcelo y Fito que hablaban de nada, simplemente disfrutando los pocos rayos de luz que les regalaban los días.

―Deberíamos intentar tapar los huecos de la zona frontal del avión, creo que por ahí se está colando el aire por las noches.―Dijo Marcelo apuntando al morro del avión.

―Sos un pelotudo capitán, el aire se cuela por todos lados. El avión es como un colador.―Respondió Fito provocando las risas de sus compañeros.

―¿De dónde sacáis tantos cigarros?―Una voz femenina les sacó de su conversación haciendo que todos volteasen.

El grupo miró sorprendido como Julia se sostenía en pie por primera vez desde que la conocían.

―Bo, pero mirá que linda se ve parada―Exclamó Marcelo corriendo hacia ella provocando la risa de la chica.―¡Pero si tenés piernas funcionantes! ¡Yo pensé que levitarías!

―No pará, pero vos sos re- alta―Dijo Fito midiéndose con ella.―¿Desde cuándo sos tan alta?

―Bueno, es lo que tiene poder ponerse en pie―Sonrió la chica algo tímida por la atención recibida.

―Seguro que sos más alta que Roberto―Dijo el capitán riendo―¡Eh Roberto! Vení a medirte con Lía, creo que sos el más bajo del grupo―Se perdió en el fuselaje seguido de Fito.

Julia se rió negando con la cabeza. Numa la sonreía desde su lugar mientras terminaba el cigarro. La chica se acercó torpemente hacia él, tenía una cojera obvia y todavía mostraba alguna mueca de dolor al apoyarla.

―Da gusto poder volver a andar.

―Sí, se te ve bien―Respondió el chico tirando el cigarro al suelo y mirándola tras unas gafas de sol.

―Bueno, podría estar mejor.―Murmuró sentándose a su lado y entrelanzando sus manos en el regazo.―Gracias.

Numa giró sobre si mismo y la miró―Gracias ¿por qué?

―Por insistir en que comiera, tenéis razón. Creo que puedo ayudaros.

El chico sonrió por lo bajo y desvió la mirada de la de ella―Yo no te pedí que comieras para que nos ayudaras Lía, yo te pedí que comieras porque quería que siguieras viva.

La chica lo miró un momento y esbozó una sonrisa―Bueno, gracias de todos modos.

Hubo un silencio entre los dos, no era incómodo. Simplemente llenaba el hueco entre ambos.

―¿Esa fue la montaña que subisteis, cierto?

La chica miró la cordillera con una mano a modo de visera sobre su frente.

―Sí, tenías razón. Era mucho más dura de lo que parecía.

―Lo sé, he subido muchas montañas. Sé lo que digo.―Seguía mirándola escudriñando la pendiente―Y me imagino que la subisteis en línea recta.

―Sí, claro.

La chica sonrió mirándole―Nunca se suben montañas grandes en línea recta, es mejor zigzaguear. Así te cansas menos y si hay avalanchas es más seguro porque puedes huir para los lados.

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⏰ Last updated: Apr 18 ⏰

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