14. Maldita química

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- Creo que al señor Xiao, le pasa algo. - Darren ingresó al laboratorio después de digitar su contraseña. En seguida buscó a su jefe.

Yibo tenía uno de los prototipos en sus manos.

- Tienes que mejorar su lenguaje de programación Dylan. Tiene muchos errores. Seguridad Nacional espera que le entreguemos resultados antes de que se cite la convención. Estarán todos los mandatarios del mundo y quieren la máxima seguridad para cada uno de ellos.

- Señor... - Darren pensó que Wang no lo había escuchado.

- Ya te escuché, Darren. Si esta indispuesto o no. No es mi problema, yo no soy su alfa.

- Wang... -Dylan sonrió abriendo su boca para hacer un comentario, pero enseguida Wang añadió.

- No te atrevas.

Yibo tenía su mente invadida de ideas sobre las correcciones que necesitaba llevar a cabo.

- Pero... No ha salido en todo el día y...

Darren miró alrededor. No sabía que hacer. No podía tomar decisiones por su cuenta... Y Yibo lo estaba ignorando, miró a los alfas y los pocos omegas que al igual que el, habían sido alguna vez soldados o oficiales de altos rangos pero ahora solo eran bastante inutiles en las filas. Sin embargo, habían sido traídos a la mansión de Louyang para ser internados y usados como experimentos, al menos eso era lo que se decía.

Eso y muchas más  cosas terribles sobre este lugar, en realidad era porque se perdia el contacto completo con la sociedad. Sociedad a la que no querían volver. Después de haber visto y vivido la guerra.

Dylan nunca había pisado un campo de batalla, sin embargo si había sufrido los daños colaterales de la guerra cuando trabajaba en uno de sus laboratorios, perdiendo una de sus piernas.

La mayoría de personas aquí, tenían algún defecto o secuelas. O simplemente su cabeza no funcionaba como debería. Sin embargo, ninguno se atrevería a desobedecer una orden de Yibo y tampoco estaban interesados en que la gente del común cambiará la idea que tenía de la mansión de Louyang. Eso no significaba, que Wang fuera una persona inocente, humana o caritativa, porque no lo era.

La única razón por la que trabajaba con estas personas, es porque sabía que estaban dispuestos a morir sin revelar la información clasificada como unidad secreta subalterna de inteligencia. El único sentido de su vida, estaba en ese laboratorio, al igual que el de Yibo y por eso se provechaba al máximo de ello.

Wang vio que Darren seguía ahí de pie inamovible. Sabía que Zhan necesitaba algo... Por eso, esa sensación molesta se incrustó en su pecho. Yibo lo odiaba... Su olfato era mucho más agudo que el de cualquiera de estos alfas y podía percibir muy frágilmente las feromonas del omega, sobretodo porque sus glandulas estaban intactas. Muy a su pesar lo percibía, lo suficiente para ubicarlo y saber su estado de ánimo... pero no lo suficiente para provocar que su alfa tomará el control. Tampoco era lo suficiente para estar complacido.

El humor de Wang siempre había sido extraño, pero durante los últimos dos meses fluctuaba con mayor frecuencia.

Wang sabía que algo pasaba con él omega, pero había decidido ignorar... E ignorar a su estúpido instinto de alfa que solo quería embriagarse en el aroma a chocolate y satisfacer todas las necesidades del omega.

Wang odiaba esa parte de los humanos y estaba convencido de que la humanidad sería mejor si este instinto de emparejamiento y de reproducción fuera suprimido.

El no iba a ceder a este ni a ningún omega.

Darren se quedó de pie por casi media hora más, pensando en que Wang nunca había asistido a él tipo de eventos en los que estaba involucrado Xiao... Asi que, debería al menos simpatizarle Xiao.

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