Sin Tiempo: Parte II

13 4 14
                                    

Verán, nada en esta vida se puede juzgar sin el contexto de los hechos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Verán, nada en esta vida se puede juzgar sin el contexto de los hechos. Uno de los temas recurrentes del pasado y el presente es el maltrato familiar. La diferencia, tal vez, es que hoy en día no es un asunto normalizado, pero tampoco significa que ha acabado.

En la Brasil del siglo XIX era común el abuso de poder por parte de los europeos, especialmente hacia los pueblos indígenas y africanos esclavizados. Desde una perspectiva histórica, este período estuvo marcado por la explotación y la opresión de las poblaciones nativas y africanas por parte de los colonizadores europeos, quienes buscaban expandir su dominio y explotar los recursos naturales de la región. Por eso, George se encajona perfectamente en su papel.

Por supuesto, estas acciones se justificaban a menudo a través de la ideología colonialista y eurocéntrica, que consideraba a los nativos y africanos como inferiores, destinados a servir a sus intereses. Esta visión deshumanizadora permitía que se justificara el maltrato y la explotación de estas poblaciones en nombre del progreso y el beneficio económico, y espero que con esto se entienda la bofetada que le dio a Héctor.

Sin embargo, no solo es un hecho meramente histórico. Estas actitudes reflejan la arrogancia, el machismo y la falta de empatía inherentes al colonialismo, donde la supremacía cultural, racial de los europeos que se utilizaba para legitimar la dominación sobre otras culturas y sociedades, y la idea de que los hombres tenían un estatus superior al de las mujeres y que tenían derecho a controlar y dominar tanto en el ámbito público como en el privado, son parte del problema. Eso sin mencionar que los que ocupaban posiciones de autoridad, como patronos, terratenientes o líderes políticos, eran vistos como ejemplos de masculinidad ideal, mientras que aquellos que estaban en una posición subordinada, como trabajadores, esclavos o personas de clase baja, eran vistos como menos masculinos.

Y aunque las prácticas homosexuales eran vista como una manifestación de la masculinidad dominante y del desprecio hacia aquellos considerados inferiores, es importante tener en cuenta que esta expresión sexual era ampliamente estigmatizada y criminalizada en muchas sociedades, lo que significaba que las relaciones entre personas del mismo sexo se realizaban en secreto y a menudo bajo condiciones de coerción u obligación, debido a la desigualdad de poder.

Héctor llevó su mano hasta su mejilla, furioso pero desconcertado. No entendía qué estaba pasando. George lo observó con intensidad, notando la rojez en su mejilla, y luego apartó la mirada, incómodo por su propia brusquedad.

El joven sintió una mezcla de incredulidad y furia al recibir la bofetada de George, como si hubiera sido transportado repentinamente a una época donde tal gesto era aceptable y casi esperado. La sorpresa inicial fue seguida por una oleada de indignación, pues en su mundo, el acto de abofetear a alguien era visto como una afrenta grave y poco común, reservada para circunstancias extremas o dramas de época televisivos.

—¿¡Qué mierda te pasa!? ¡No tienes derecho a tratarme así! —gritó, su voz llena de indignación y dolor.

George, con calma, pero con firmeza, respondió:

Truco o Trato: Una Antología de Horror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora