Capítulo 6: Grises.

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Habían tomado una decisión, iban a vivir en Ic'nes, y para mi era como si me tiraran un cubo de agua fría, uno del cual hizo que me pusiera tensa durante todo el viaje de vuelta a Oic, pues teníamos que prepararlo todo para el viaje, en especial las pertenencias de mi hermana Tani y ajustar cuentas con el banco para dejar en venta el piso.

Mis labios eran apretados con cierta fuerza mientras miraba hacia la ventana del coche, intentando distraerme con la música que tenía puesta de mis auriculares, pero me era difícil porque dejar atrás todo lo que viví en Oic a la vez que no poder ver a mis amigos con la misma frecuencia que antes, era como si un hueco apareciera poco a poco en mi pecho.

—Creo que es el mejor hogar que vamos a tener —habló Tani con una gran ilusión mientras se ponía el rímel de sus ojos con la ayuda de un pequeño espejo—. Vamos a vivir con una gran familia, ¿verdad que sí, Nilia?

La miré de reojo ante esas palabras llenas de veneno como si de una serpiente se tratara. No le di respuesta, no me apetecía tener una discusión por respeto a mi padre, quien estaba cansado pro el día que habían tenido hoy, y más agotador que iban a ser los siguientes.

—¡Yo tengo ganas de mi nueva habitación! —intervino Samay con ilusión, viéndose la ilusión en sus ojos—. Va a ser una habitación llena de arcoíris con muchísimas estrellas, ¡y voy a poner todos mis peluches para que disfruten de la nueva habitación.

—Y más peluches que tendrás, mi pequeñita Samay —aseguró Tani mientras acariciaba su cabeza.

—¿¡Vas a comprarme más muñecos?! —preguntó Samay, ilusionada.

—¡Claro! Todos los que quieras y más.

—¡Viva!

No podía culpar la felicidad y la inocencia de mi hermana menor, ella no era tan consciente de los problemas que había en casa, siempre vivía con la felicidad, una que nadie se la quería quitar porque era una cría después de todo. De vez en cuando las miraba de reojo, recibiendo la mirada venenosa de Tani y, sorprendentemente, de Zenda.

Sabía que me envidiaba por tener los seguidores aun en línea a diferencia de ella que le costaba más que a mí, y apostaba lo que fuera a que no comprendía como alguien como yo, que no subía vídeos y que no mantenía una moda, era más conocida que ellas.

—Me enteré que te encontraste con el famoso Qiro —comentó Zenda sin quitarme el ojo de encima—. Huiste como cobarde ante sus preguntas, ¿por qué?

—Zenda, no quiero hablar de eso ahora mismo —respondí con calma.

—Pues yo quiero saber la maldita respuesta —exigió.

—Ay, Zenda, ¿no te das cuenta? —preguntó Tani con calma, sonriéndole—. Sabe que ella no tiene mérito ninguno, que somos nosotras quienes le damos esa fama, por eso huyó, porque si dice la verdad, le caería la cara de vergüenza.

Puse los ojos en blanco al oír tal tontería.

—Aun así, podrías haber respondido para que vinieran a nuestra casa, así conseguía más fama —recriminó Zenda.

—¿Qué le vas a pedir a una chica como ella que huye como cobarde y se pierde en la ciudad de Ic'nes? —preguntó Tani, intentando provocarme de alguna manera—. No se preocupa por nosotros, ya viste como se puso Eran al no saber nada de ella y como no le contestó hasta unos minutos.

—Chicas, por favor, parad de discutir —exigió Eran con seriedad, intentando mantener sus ojos en la carretera.

—Cariño, es la verdad, Nilia se marchó sin decir nada y la estuviste un rato buscando hasta que al final te respondió —recordó Andra mientras cruzaba sus brazos, mirándome con cierto desprecio—. ¿Te crees que eso es prudente de tu parte? Nos tenías angustiados.

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]Onde histórias criam vida. Descubra agora