Capítulo 13: Una oportunidad.

15 4 19
                                    

La incertidumbre se sentía en el ambiente, había salido por la mañana temprano como me era normal, y ya había algunas personas de Oic con la intención de ir a En'rec para conocer ese lugar misterioso del que habían enseñado en la televisión. Ese anuncio no había pasado desapercibido.

Mi padre me admitió cierto interés por el lugar, pero sus obligaciones eran mayores que asistir a un lugar como ese. Lo entendía, después de todo era el que más dinero aportaba ahora con su trabajo. De igual manera, aquello no iba a impedir que mi madre y mis hermanas fueran.

—Cuenta con que ellas vayan a primera ahora o en cuanto se despierten —me aseguró antes de que se marchara de casa ayer por la noche.

De pensarlo me hacía cierta gracia, ¿pruebas fáciles que al superarlas te daban un deseo? ¿Cualquier deseo? Había una clara y obvia trampa ahí, una que cualquiera con dos dedos de frente podría detectar, pero con lo que veía ahora en las calles, me dejaba en claro que la gente en ocasiones no era muy inteligente, eso y que ir allí, posiblemente, iba a traer visita para aquellos que no desearan arriesgarse a ir a En'rec.

¿Cuál era la trampa? Me preguntaba mientras iba a camino a clases, viendo a unos pocos grupos de personas hablando sobre ese anuncio y sobre como iban a ir, grabarlo y comprobar si el deseo era cierto.

—No creo que las pruebas sean fáciles... O seguro que es una estafa descomunal —pensé en alto, soltando un suspiro largo para poner mis manos en los bolsillos de la chaqueta e irme a donde siempre.

No tardé mucho en llegar, y como era costumbre, vería a mi profesor en el edificio tomándose un café, aunque no estaría solo... Zigor estaba allí también.

—¡Zigor!

Fui hacia él para abrazarle con gran fuerza y cariño, logrando sorprenderle ante mi repentino y cariñoso abrazo. Sabía que no era normal en mi aquella actitud, pero me era un gran alivio saber que estaba bien y que aun seguía con nosotros. Miré hacia su cuello, viendo que había subido un poco, unos ochenta.

—¡Nilia! ¿Qué tal? Ayer no te vi por aquí —habló Zigor con cierta sorpresa.

—Hice una pijamada con mis hermanas y me quedé dormida, por ello tardé —admití con una sonrisa nerviosa, quitándome la chaqueta para sentirme un poco más cómoda—. ¿Qué tal estás? ¿Todo un poco mejor?

—Bueno... Se hace lo que se puede.

Aquella respuesta demostraba cierta incomodidad en querer hablar de ciertos temas frente a mí, pero no me molestaba, después de todo era su vida y no era quién para invadirla con preguntas incómodas. Si estaba bien, era lo que importaba.

—¿Te enteraste del anuncio? —preguntó Zigor, logrando llamar mi atención.

—Sí, claro que lo hice... aunque no pensé que tu lo vieras también —admití.

—Fue transmitida en todos los lados, daba la sensación de que ese anuncio tenía que ser visto por todos los ciudadanos del planeta. Daba miedo, gente que ni siquiera tenía un hogar, se enteró del anuncio como si estuviera dentro de su cabeza —explicó Zigor con cierto temor.

Para ese entonces, el profesor habría vuelto de tomar el café, mirándonos con cierta calma mientras ponía sus manos en los bolsillos de su pantalón tejano.

—Parece ser que sí es alguien de otro planeta, un sujeto que nos quiere dar... "felicidad" —intervino Miles con seriedad—. He visto mucha gente de buena mañana ir allí para poder conocer el lugar, pero siento que va a ser una estafa descomunal. Cumplir un deseo... cualquiera, ¡así como si nada! Demasiado bueno para ser verdad.

—Pero viste como actuaba, ¿no? —pregunté con cierta intranquilidad.

—Sí, claro que lo vi —respondió, apretando sus labios y frunciendo el ceño—. No niego que sea de otro lado, pero eso no quita que tenga malas intenciones.

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]Where stories live. Discover now