Capítulo 26: Karma.

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¿Cuánto? ¿Cuánto tiempo había pasado?

ME dolía todo, pero a la vez no. Me sentía cansada, pero a la vez no. Levantaba mi cuerpo poco a poco, sintiéndome por un momento como si fuera un tipo de muerto viviente, para luego darme cuenta... de que no era eso, pero si algo similar.

Me encontraba en medio de un grandioso charco de agua que cubría parte de mis piernas. No era cálida ni fría, era como si fuera parte de mí, como si por un momento el agua fuera parte de mi vida al igual que otros elementos que me rodeaban... como el aire.

Cerré mis ojos por un momento, intentando calmar la tensión, mientras oía un susurro a mi derecha, uno del que me hizo girar y encontrarme con la Muerte.

—Creo que sabes lo que ha ocurrido —murmuró con calma, viendo como yo sonreía con calma.

—Superé las pruebas —supuse, viendo como ella afirmaba con calma

—Ha sido impresionante, a decir verdad, hacía tiempo que no veía algo así —admitió mientras ponía sus manos juntas, mostrando por si las manos esqueléticas... Mostrando así su aparecía tan escalofriante, pero que para mí me parecía hasta amigable.

—Entonces, soy el recipiente.

—Así es, lo eres, de hecho, ya estoy dentro de tu cuerpo... Este lugar es donde nosotras dos podemos conectarnos y hablarnos —explicó, provocando que rascara un poco mi cabeza.

—Aun sigo sorprendiéndome por muchas cosas y seguro que me queda mucho por descubrir —murmuré.

—Demasiadas, pero eso es algo que irás sabiendo... pues como tal, tienes derecho a conocer toda la verdad que hay —me explicó, provocando que me girara hacia ella—. Así es, tu y yo no nos tendremos secretos, porque somos dos en un mismo cuerpo.

—V-Vaya... O sea, que estamos las dos...

—Sí.

—O sea que mis emociones...

—También afectarán a mí, seré testigo de todo al igual que tu —me explicó, a lo que yo abrí mis ojos en demasía.

—Eh... Supongo que es lo que tiene ser el recipiente.

—Así es.

Silencio, pero no era ni uno de los que había escuchado antes, sino era tan cálido y cariñoso, como si el silencio en ese instante me diera la capacidad de analizarlo todo bien, de no dudar, de no temer, de siempre estar alerta y saber que ahora... tenía una ardua y larga tarea.

—Pero me imagino que antes querrás cambiar el destino de tu planeta y verlos antes de irnos, ¿no? —me preguntó la Muerte.

La miré con una sonrisa amable.

—Aun me es raro que te adentres en mis pensamientos y sepas todo lo que pienso o lo que voy hacer —admití.

—Es algo que tendrás que acostumbrarte al ser dos en un mismo cuerpo.

—Sí... tiene sentido.

Suspiré mientras miraba aquel extenso lugar donde solo parecía ser el agua en medio de la oscuridad, pero era una que no me permitiera ver, pues el agua brillaba en colores blancos, como si quisiera expulsar polvo estelar. Sonreía con calma mientras sentía un cosquilleo en mis manos, dándome cuenta de que algo estaba ocurriendo.

—Tranquila, el cuerpo ahora lo tendrás bajo tu control. En este tiempo en el que lo tenía en mi control, me he dado cuenta de algunas cosas —me explicó la Muerte—. La situación... es muy grave y debemos actuar con cierta prisa, visitar ciertos códigos... y conocer a alguien que se alegrará por vernos.

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora