Capítulo 19: Nuestra salvadora.

16 3 14
                                    

Estaba con una gran ansiedad encima, aunque dijera que estaba lista, en verdad me sentía mareada por todo lo que había a mi alrededor junto a lo que había vivido antes. Era una locura y cuantas más vueltas le daba, más ganas tenía de sentir el aire fresco, daba igual de que ciudad.

Miraba a ese mago con intriga, su posición firme y confiada me dejaba en claro que algo me iba a ocultar al final de la mitad de estas pruebas. Eran treinta pruebas, lo tenía muy claro al decirme que me quedaban cinco para la mitad, y eso hacía que mi estomago se revolviera. Había llegado lejos, pero no sabía si podría seguir adelante con eso.

—Deberías estar orgullosa —intervino el mago, rompiendo mis pensamientos—, eres de las primeras que llega hasta aquí. La mayoría se rendía en la primera prueba porque eran preguntas un tanto difíciles para ellos, a excepción de tu hermana que... no logró superar la cuarta prueba.

Me quedé en silencio, observando al mago. Era tan extraño que al hablar no se viera nada de su rostro, ni si quiera sus manos. Todo estaba bien cubierto por sus vestimentas y aquello me generaba escalofríos.

—¿Cuál era la cuarta prueba de mi hermana? —pregunté.

—La simulación de aquel hombre que viste —respondió—. Ella no pudo reaccionar a tiempo porque se bloqueaba en situaciones complicadas como esa.

—Ya veo... No la culpo, mi hermana le cuesta reaccionar a veces.

Y eso lo sabía bien cuando tomó aquel cambio, cuando decidió conocer más sobre la vida en internet, y al final acabó encerrada en una red de engaños, traición y dolor en donde no se sabía defender. Capaz por ello no le dio tiempo a reaccionar, porque durante estos años su manera de reaccionar había empeorado.

—En general muchos de aquí no parecen saber reaccionar como es debido —añadió el mago, provocando que le mirara con la ceja arqueada—. Vamos, ¿crees que es normal actuar de esa forma cuando alguien de otro lugar viene por primera vez en vuestro planeta?

No dije nada ante sus palabras porque tenía razón, no era razonable grabarlo todo con la cámara en vez de preocuparse si en verdad era una amenaza. Los que sí lo hicieron fueron Miles, Zigor Eran y yo, pero ¿los demás? Un móvil en mano.

—Tenéis suerte de que yo no soy un peligro para vosotros —continuó hablando, lo que logró que frunciera el ceño—. ¿Qué? Es verdad, solo he otorgado protección y calma, que tres ciudades que se desprecian, puedan estar juntas sin conflicto. ¿no es algo maravilloso?

—No niego que sea maravilloso, pero es preocupante que puedas hacer algo así... Incluso más. Eres poderoso, eso no lo puedes negar, con tu poder podrías hacer miles de atrocidades si lo desearas —respondí.

—Y en cambio aquí me ves, concediendo un deseo con las pruebas más fáciles que puedes ver —contestó mientras movía sus brazos con confianza.

—¿Fáciles? —pregunté, soltando una risa—. Muy fáciles no son si fui la única que pude superarlas.

—Fáciles serían para ti entonces, alguien capaz y apta para cualquier obstáculo que se le ponga para conseguir su objetivo. Los otros se rinden de primeras, ¿sabes el porqué de ello?

—Porque quieren facilidades, porque no les gusta trabajar demasiado más que para sobrevivir y conseguir dinero —respondí con cierta vergüenza hacia mi propia especie.

—Claro, veo que ere consciente de ello —confirmó mientras ponía de nuevo sus manos en sus rodillas—. ¿Cómo puede aprender uno si siempre busca la facilidad? ¿No es aburrido que den todo tan fácilmente? ¿No sería interesante vivir la experiencia del esfuerzo y conseguirlo?

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]Where stories live. Discover now