Un Secreto entre Tú y Yo

Mi gemela

NARRA SARAH

Mi madre me levantó temprano porque teníamos que ir al aeropuerto a recoger a Anna y a mi papá. Fui al baño, me duché, me lavé los dientes y la cara y volví a mi habitación. Me puse unos jeans y una camiseta blanca con el logotipo de batman, mis vans negras, recogí mi cabello rubio en una cola alta y ya estaba lista.
Bajé abajo a desayunar. Mi madre se encontraba extrañamente muy nerviosa.
   - Mamá -dije y ella volteó la cabeza para verme.
   - ¿Sí?, dime -habló algo nerviosa. 
   - ¿Qué te pasa? -pregunté.
   - Nada ¿por qué? -dijo ella.
   - Porque no dejas de caminar de un lado a otro murmurando cosas -expliqué mientras desayunaba mi zumo de naranja y una tostada con mermelada de fresa.
   - Nada, cariño, solo estoy nerviosa por ver a tu padre y a tu hermana -dijo mi mamá.
   - Ya... ¿Puedes hacerme un favor? -pregunté.
   - Claro, hija, dime.
   - Siéntate y tómate un té, eso te ayudará a relajarte -dije sonriendo.
   - No tengo tiempo para té, tú hermana llega en una hora y tenemos que irnos ya. Así que acaba ya tu desayuno -dijo mientras seguía caminando de un lado al otro.
   - Okey -hice una pausa-, mamá.
   - ¿Qué? -preguntó.
   - ¿Por qué papá y tú volvéis a estar juntos? -pregunté y vi cómo mi madre se tensaba y dejó de caminar.
   - Sarah vámonos que se hace tarde -dijo intentando evadir el tema, ya me había acabado mi zumo con mi tostada.
   - Bueno, pero esto no acaba aquí -dije saliendo de casa con mi madre delante. Sacó el coche del garaje y nos subimos, en el trayecto me quedé dormida.
   - Despierta, Sarah -dijo mi mamá.
   - Umm... 5 minutos más -dije adormilada.
   - Sarah ya llegamos al aeropuerto -dijo y me levanté rápidamente provocando que me diese en la cabeza con el capó del coche, mi madre empezó a reír.
   - No te rías -dije intentando contener mi risa.
   - Vale, no me rió -contestó entre risas.
   - Mala madre, venga salgamos hacia la entrada. 
Mientras caminaba pensaba en cómo estaría Anna. Esperaba que no fuese una pija engreída. Seguía metida en mis pensamientos cuando choqué con alguien.
   - Lo siento -dije, levanté la mirada para encontrarme con un chico más alto que yo, de ojos marrones y cabello castaño.
   - No te preocupes -contestó sonriendo y sin dejar de mirarme a los ojos-. Me llamo Dylan, un placer.
   - Yo soy Sarah -dije mostrando una leve sonrisa. 

   - Dylan deja de coquetear y corre, que no llegamos -gritó un chico unos pasos más adelante -ese comentario hizo que me ruborizara.

   - Bueno me tengo que ir, Sarah - Dylan miró a mi madre y pareció quedarse pensativo unos instantes, después su amigo volvió a llamarlo y echó a correr. 
   - ¿Lo conoces? -le pregunté a mi mamá.
   - No, nunca lo había visto -dijo, pero en sus palabras había algo de inseguridad-. Vamos que ya habrán llegado.
Llegamos, pero mi padre y mi hermana no estaban ¿donde  se habrían metido?
   - Mamá ¿dónde crees que están? -pregunté.
   - No sé, hija. Pero desde luego no es porque el vuelo se haya retrasado -dijo ella, algo malhumorada.
Estuvimos esperando 45 min calladas hasta que mamá habló.
   - Volvamos a casa -dijo ella.
En el camino a casa estuve en la ventanilla, pasamos por el Bournemouth Private Academy, mi instituto, la verdad, al principio no me gustó ese instituto porque pensaba que era un instituto de niños, ricos, pijos y engreídos pero mi mamá dijo que era uno de los mejores centros de enseñanza del país así que tuve que aceptar. Ahí conocí a mis mejores amigos. Lo cierto es que me acostumbré muy rápido a estudiar allí. Llegamos a casa y ahí estaban mi padre y Anna, mi gemela. Mi madre salió del coche hecha una furia, vi como mi padre iba retrocediendo a medida que mamá se acercaba. Anna se limitaba a sonreír, creo que le hacía mucha gracia la escena, y la verdad es que no la culpo porque yo también me estaba aguantando las ganas de reír. 

   - ¡¡Lo siento!! -gritó mi padre.

   - ¡Papá! -exclamé-. Yo que tu correría -dije sonriendo. Mi papá me hizo caso y se fue corriendo, mi madre fue detrás de él dejándome a solas con Anna.