Ceremonia parte I

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NARRA ANNAH

  Cuando llegamos al gran edificio de la ceremonia casi me da algo. Aquello era enorme. Sarah y yo bajamos las primeras del coche, sorprendidas por tanta belleza. Tenía un aspecto similar al edificio de la escuela, por eso me dije que debían de ser de la misma época, y puede que, incluso, hubieran sido construidos por la misma persona.

  Al pasar dentro, mi sorpresa fue aún mayor. Había personas de todas las edades y todos los aspectos: desde rubios casi blancos, hasta morenos. Estaban algunos de mis tíos (a los que no veía desde los 3 años y a penas me acordaba de su cara), también gente a la que estaba segura de haber visto por la escuela y... ¿la directora de mi escuela? 

  Nuestros padres nos dejaron a solas y se fueron a charlar con gente a la que yo no conocía. Los Johnson desaparecieron como por arte de magia, lo cual me gustó bastante. Entonces mi hermana y yo nos quedamos en una esquina de la sala. Aún no íbamos vestidas, o al menos, tan bien vestidas como queríamos ir, o como iba toda esa gente.

 La señora Brill, la directora, se acercó a nosotras, acompañada del susurro de la amplia falda del vestido, parecido al aleteo de un pájaro. El aroma de rosas nos envolvió como zarcillos de humo. No me resultó fácil aguantar su mirada, que me hizo sentir desprotegida y avergonzada. 

   - Vaya. Buenas tardes, señoritas Wilson -saludó, con su tétrica voz. 

   - Buenas tardes -saludamos. ¿Por qué motivo estaría ella en una fiesta para vampiros? ¿Acaso...?

   - Tengo que advertirles de una cosa, ahora que ustedes ya han superado la primera etapa vampírica. El instituto Bournemouth Private Academy ha servido de santuario para los nuestros durante más de tres siglos. Los que tienen una apariencia lo bastante juvenil para pasar por alumnos pueden venir aquí a instruirse en los cambios del mundo para poder reentrar en la sociedad y moverse con libertad sin levantar sospechas. Este es un lugar de aprendizaje, un lugar seguro, y solo podrá seguir siéndolo si los humanos al otro lado de los muros, y ahora dentro de ellos, también están a salvo.

   » Si nuestros alumnos pierden el control y matan, la academia pronto levantará sospechas. Este santuario se vendría abajo y daría al traste con trescientos años de tradición. Señoritas Wilson, llevo protegiendo esta escuela casi desde su fundación, y les puedo asegurar que no tengo ninguna intención de permitir que ni ustedes ni nadie altere este equilibrio. ¿Me han entendido?

   - Sí, señora -susurramos. 

La señora Brill se alejó de nosotras con la cabeza en alto para regresar al baile. 

   - ¿Tú lo sabías? -dije dirigiéndome a mi hermana. 

   - ¿Qué la vieja de la directora era un vampiro y que la escuela era un puñetero santuario? Pues ni puta idea. 

   - Estoy flipando. 

   - Creo que estamos igual. 

   - Entonces todos los alumnos de la escuela que están aquí es porque son como nosotras, ¿no? Y el resto son humanos normales y corrientes, como nosotras durante 17 años. 

   - Supongo que sí -dijo mi hermana, algo cohibida. 

 Oímos unos pasos detrás de nosotras. 

   - ¡Oh! Estáis aquí, gemelillas -una mujer que parecía bastante joven, pero que seguro que tendría al menos más de 50 años por ser vampiro, se acercó con los brazos en alto a nosotras-. Me presento. Me llamo Naomi Novik y soy una de las representantes del Comité Vampírico. Aunque en mis tiempos libres soy diseñadora, y bueno -sus labios dibujaron una amplia sonrisa-, os he cosido unos trajes. Subid.

  Al principio me costó creer que quien se reflejaba en el espejo fuera yo. El vestido negro rojizo hacía que mi piel pareciera tan suave y perfecta como la seda. El maquillaje no se diferenciaba demasiado del que solía llevar, pero las manos expertas de Naomi le habían aportado un matiz más difuminado. Diminutas trenzas de distintos anchos abarcaban desde la frente y luego mi cabello ceniza caía por detrás, hasta la mitad de la columna. En vez de una diadema de flores como las que lucían en las fotos antiguas, yo llevaba restos de suave purpurina, que desprendían destellos cada vez que movía la cabeza para mirarme desde todos los ángulos.  

  Miré a Sarah, quien llevaba un vestido similar al mío pero de color verde oscuro y se le estrechaba en todo su cuerpo, lo que le daba más puntos a sus bellas curvas. Su pelo estaba recogido en una sola trenza que le caía hacia el hombro derecho. 

   - Es increíble -susurré.

   - Estáis bellísisisisimas -dijo Naomi con los ojos agolpados por lágrimas. 

   - Muchísimas gracias -dijo Sarah, sonriendo ampliamente, lo que provocó casi destellos por toda la sala. 

   - Un placer, llamadme siempre que necesitéis consejo sobre moda. 

  Salimos de la habitación. Me recogí la falda del vestido con una mano mientras descendía los escalones como en una nube. Esos momentos me dieron la oportunidad de convencerme de que todo aquello era real y no un sueño. 

  De abajo llegaba el rumor de la gente, las risas y los suaves compases de la música. El baile ya había empezado y nosotras nos estábamos retrasando. 

  Acababa de descender el último escalón de piedra y pisar el gran vestíbulo iluminado por la luz de las velas, cuando Aiden se volvió hacia mí como si hubiera sentido mi presencia. Al mirarlo a los ojos y ver el modo en que había clavado su mirada en mí, comprendí que era posible que le gustara, al menos un poquito. 

   - Anna, estás deslumbrante -dijo, acercándose.

   - Tú también. -Noté que la había cagado un poco, porque aquel cumplido hizo que se subiera por las ramas y sonriera como un bobo. Sin embargo, por guapo que estuviera, no pude evitar echar un vistazo al gran salón que había a su espalda-. Uau -se me escapó. 

  El vestíbulo principal estaba adornado de enramadas de hiedra, y lo habían iluminado con altas velas blancas que habían colocado delante de las antiguas bandejas de latón batidas a mano para que reflejaran la luz. La banda de música estaba en una pequeña plataforma en uno de los rincones. No se trababa de una banda de rock, sino de una clásica orquesta de baile cuyos miembros iban vestidos con esmóquines incluso más formales que el que llevaba Aiden, y que en esos momentos estaba interpretando un vals. Había muchas parejas en la pista de baile, perfectamente alineados, entre ellos mi hermana y Dylan. 

   - ¿Sabes bailar vals? -Aiden me ofreció el brazo. 

   - Sí. Bueno, más o menos. Más bien menos que más -dije, aceptándolo. En el tiempo que había estado viajando con papá había visto distintos tipos de bailes, y algunos me había podido aprender. 

  Aiden nos incorporó a la rueda de baile con un solo giro, como si lo hubiera ensayado. Sabía perfectamente dónde debíamos colocarnos y cómo debíamos movernos. Las dudas que yo pudiera tener sobre mis aptitudes de vals se desvanecieron de inmediato. 

  Al cabo de un buen rato, mis pies comenzaron a dolerme y decidí parar. 

   - ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta? -me preguntó. 

   - Sería estupendo -contesté. 




Un Secreto entre Tú y YoWhere stories live. Discover now