El reflejo de Erik Bellerose es el mundo, y el mundo le llamó monstruo. Incapaz de formar parte de la luz, un monstruo debe esconderse y actuar como tal.
¿Pero es él en realidad el monstruo en esta historia?
Tal vez sí.
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Giverny era un lugar relativamente tranquilo, su población no llegaba a los 350 habitantes, pero sus alrededores estaban llenos de localidades rurales similares.
No era de extrañar que la compañía de variedades del Signore Cattivo, si es que se le podía llamar compañía, buscase un lugar apacible para dejar sus caravanas y comenzar a organizarse para mostrar su espectáculo a los pueblerinos de esa región de Normandía.
—¡Ajá! Este lugar necesita un circo como el nuestro, hay varios pueblos alrededor, creo que nos quedaremos aquí bastante tiempo —manifestó el señor Cattivo satisfecho y mirando su improvisado campamento de feriantes ambulantes.
Todo el campamento parecía que estaba arriba y abajo con los preparativos para crear la gran carpa principal.
Juliette y Violette volvían caminado por el sendero desde el pueblo, habían llevado algunas conservas a la parroquia de Giverny para que se repartieran entre los más desfavorecidos en nombre del barón de Bellerose.
A la vuelta de su pequeño trayecto descubrieron que lo que normalmente era un sendero pacífico y silencioso se había llenado de las caravanas de los feriantes y carpas coloridas.
—Me pregunto qué tipo de espectáculo harán... — dijo Juliette.
A pocos pasos de ellas se encontraba una señora bastante alta y corpulenta enfundada en un suntuoso abrigo de piel de zorro, fumaba de una pipa de tabaco bastante estilizada.
La señora al darse cuenta de la presencia de ellas se dio la vuelta.
En su cara maquillada de manera tosca y exagerada reposaba una gran barba rizada que le llegaba hasta el pecho.
—Buenos días —saludó amablemente con una voz afeminada pero algo tosca.
Eso sorprendió mucho a Juliette y a Violette que la miraron con los ojos bastante abiertos pero intentando ser lo más educadas posibles.
—Buenos días señora —sonrió Juliette
—Buenos días... —masculló Violette.
—¿Van a hacer un espectáculo pronto? —preguntó la pequeña llena de curiosidad.
—Sí querida, si están interesadas vengan en tres días, haremos nuestra primera función. —dijo satisfecha la señora barbuda
—¿De que tipo de espectáculo se trata? —preguntó Juliette con inocencia.
La mujer barbuda rió estridentemente y se señaló a ella misma de manera excéntrica.
Violette que se sentía algo incómoda y sonreía tímida, tocó el brazo de Juliette para que siguieran su camino.
—Pequeña... ¡Somos el espectáculo de fenómenos del Signore Cattivo! —anunció fumando otra vez de su pipa—. pero eso no es todo, también tenemos bailarines y cantantes espectaculares para traer algo de diversión y arte a Giverny y a los pueblos y ciudades cercanas. E incluso algo de magia...
