¡No estás solo!.

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Las emociones que pesaban sobre él eran abrumadoras, controlarlas era una tarea que llevaba tiempo dominar. Sus propios sentimientos a veces lo traicionaban; la pérdida de tantas personas a lo largo de su vida había sido devastadora. Ahora, lo único que deseaba era proteger lo que tenía. Observaba con angustia cómo la pequeña bola brillante que representaba su mundo se iba apagando poco a poco. El mundo parecía cruel y despiadado, una maldita lotería con todas las de perder. Sin embargo, estaba decidido a hacer todo lo que estuviera en su mano para protegerla, dispuesto a emplear todos sus recursos en su salvaguardia.

"Por mucho que luches, siempre perderás a todos"

Resonaban las palabras de esa persona en su mente, llenándolo de un malestar profundo. Sabía que no podía salvar a todos, pero estaba determinado a luchar por lo que tenía ahora. Con el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, debía trazar cuidadosamente su camino hacia adelante.

Un día, mientras caminaba perdido en sus pensamientos, una voz suave y un tanto chillona lo sacó de su ensimismamiento. Giró la cabeza para encontrarse con una mirada tranquila y familiar.

—¿Ero-sennin?— , preguntó con cierta ansiedad en la voz. —¿Cuándo empezamos?—

— Mañana—  respondió con una sonrisa reconfortante. — Mañana comenzaremos tu entrenamiento—

La expectativa y la incertidumbre se mezclaban en el aire mientras se miraban el uno al otro. Este nuevo capítulo que se avecinaba prometía desafíos y sacrificios, pero también la posibilidad de crecimiento y fortaleza.

— ¡Yeiii! — salto con emoción.

Verlo reír de esa manera le provocaba una sensación reconfortante, pero no podía ignorar los recuerdos de su infancia. Revivir esas experiencias lo sumía en una profunda melancolía, recordándole lo miserable que se sentía. Proteger lo más preciado en su vida era una carga que no podía permitirse abandonar.

Naruto, a pesar de su aparente soledad, había encontrado amigos que de repente desaparecieron de un día para otro, lo que le hacía cuestionarse la verdadera naturaleza de su relación con ellos. A pesar de todo, su determinación por protegerlo seguía intacta. Sentía que Naruto crecía rápidamente, tanto física como mentalmente, pero no de una manera saludable. Llevarlo con Inoichi, un experto en la rama de su clan era bueno, parecía ser la mejor opción. Sin embargo, sabía que el proceso sería difícil para Naruto.

— Naruto — su mirada se encontró con la del chico, pero en lugar de la alegría que había esperado, solo encontró reflejada su propia culpabilidad.

— Ero-sennin, ¿te gustaría escuchar una historia? — preguntó Naruto con una mirada que poco a poco perdió su brillo característico, revelando una sombra de tristeza.

— Por supuesto —respondió el mayor de manera inmediata, intrigado por la propuesta.

Caminaron juntos por el sendero del camino, mientras el viento soplaba suavemente, brindando un alivio bienvenido del calor sofocante. Al llegar a un campo de flores, contemplaron la belleza de cada flor, cada una única en su esplendor.