3. JABÓN

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"Tuve que sobrevivir
en aguas en las que nunca nadé.
Claro que no soy el mismo"
— Franz Kafka. Metamorfosis

Se despertó poco después, debido a la revisión: solo pudo dormir una mísera hora, pero sorprendentemente se sentía más vivo que nunca.

Arriba. Levántate las mangas.— Dijo el examinador, mirándole la cara una vez Gustabo se sentó en su incómoda cama. Iluminó sus ojos con una pequeña linterna para ver algún principio de droga, examinó su cuello y resto, bajó a sus muñecas y vio algunas rojeces
¿A qué se debe? — preguntó el profesional

¿Mm? ah, por dormir en una mala postura.— Gustabo inventó la excusa más mala que pudo escuchar el examinador, cosa obvia por su reacción facial.

Dejó pasar la mentira con un suspiro y abandonó la sala, tirando una barrita de cereales como desayuno para el internado.

Con ansia, cogió la barrita y la abrió, comiéndosela cual hámster hambriento, en una esquina de su cama, apoyado contra la pared.

Al tirar el plástico fuera, cayendo en el suelo pudo notar un olor de su sobaco exaltando sus fosas nasales en repugnancia.

Por dios, huelo como un cerdo.— susurró, ahogándose casi del fuerte olor que soltaba esa mañana, no pudo evitar pero reírse.

Le tocaba ducha, sin duda. Menos mal que no se trataba de una cárcel, que sino...

Tocó un botón para que le abrieran la puerta y le concedieran abandonar para ir a las duchas, cosa que obviamente dejaron.

Entró en las blancas duchas, sorprendentemente estaba vacío, aunque este hecho era normal, muchos de los internados no tenían el derecho de salir por su cuenta, siempre iban acompañados de alguien, al fin y al cabo Gustabo era un "enchufado"

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Entró en las blancas duchas, sorprendentemente estaba vacío, aunque este hecho era normal, muchos de los internados no tenían el derecho de salir por su cuenta, siempre iban acompañados de alguien, al fin y al cabo Gustabo era un "enchufado".

Encendió la alcachofa después de haberse quitado toda la indumentaria.
Puso el agua lo más caliente posible y se sumergió bajo ella, rápidamente masajeándose la cabellera y echándose el pelo para atrás para que el agua no fuera de infraganti en sus ojos.

De forma veloz, pasó su mano por todo su cuerpo, limpiando las zonas donde mucha de la suciedad causante del olor resguardaba.

De repente, su mirada cayó en uno de los moretones causados por Conway la noche anterior.
Una cómplice sonrisa salió en su rostro, hizo presión en la marca y sintió el dolor carcomer esa zona, sorprendentemente disfrutándolo sin razón aparente, o bueno... con una razón con nombre y apellido.
Al darse cuenta de la estupidez que estaba haciendo, soltó una pequeña carcajada y siguió limpiándose, ahora con jabón su pelo y cuerpo.

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