7. WHISKEY

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"Un instante de insensatez
puede ser nuestro momento más hermoso"
—Oscar Wilde

Amaneció oliendo a Jack, inconscientemente se había acostado con su chaqueta puesta, aferrada a su cuerpo como si de una lapa se tratase. Agradeció ese aroma, dándose cuenta de que la química de su cuerpo se estremecía al recordar los ojos de ese abismo oscuro.

Rápidamente escondió la chaqueta bajo su almohada, lugar donde conservaría su olor y podría volver en cualquier instante a ella. Sabía que el examinador estaba a punto de llegar, así que actuó con normalidad una vez presenció su llegada. Llevaron a cabo el mismo procedimiento.

Desayunó y se dirigió a la zona común, donde últimamente se reunía con Gonzalo, quien se empezaba a convertir en gran amigo suyo.

Fuera del centro tenemos que volver a encontrarnos.— Dijo Navarro, con una sonrisa de oreja a oreja después de haber estado compartiendo algún que otro chiste malo, donde no faltaban risas.

Ya ves... solo me queda este mes y me piro, Gonzalo.— Respondió emocionado el rubio, viendo como el otro estaba realmente feliz por él, aunque solo se conocieran de estos días.

Tío, a mi también solo me queda este mes, que cojones. — Añadió sorprendido el semirapado, riéndose y observando asombrado al rubio.

Madre mía, quien lo diría. — Rió García.

Así estuvieron un rato, hablando de sus mierdas y Gonzalo se abrió a Gustabo, contándole que tenía mujer e hijos, pero que la cagó, no dijo el motivo, tal vez porqué le avergonzaba, pero se ahorró entrar en detalles. Gustabo también compartió algo de lo suyo, él claramente mucho más cerrado y dudoso, aún tenía problemas de confianza y no se le hacía fácil.

Comió junto Navarro, los profesionales del centro dándose cuenta de que García se había echado un amigo, después de 3 años encerrado, decidió hacer amigos el último mes.

Comenzaba a oscurecer y el rubio no paraba de fijarse en todos los relojes que tenía alrededor, esperando con ansias la llegada del pelinegro, que podía ser en cualquier hora, siendo una torturante sorpresa para el menor.

Mientras seguía conversando con Navarro, giró la cabeza en un imprevisto y vio a la figura reconocible de sus maltratos pasando por las grandes puertas del centro, tenía una bolsa en mano y esta vez venía en el traje de superintendente que solía llevar en la época que García estaba en comisaría y, que en verdad, siempre solía llevar, pero melancólicamente el rubio asociaba eso a su época de trabajo.

Gustabo se sorprendió al ver como Jack le lanzó una mirada, haciendo como el que no quiere la cosa, pero era obvio como el mayor había analizado con quién estaba y como se veía García con este sujeto desconocido. Se quedó varios segundos mirando, sin detener su paso, finalmente retiró la mirada del ojiazul y su nuevo compañero, sabiendo que este enseguida le seguiría.

Tío, te dejo, estoy reventado, no veas las pastillas lo muerto que me dejan...— Se excusó el rubio, levantándose de donde estaba con su compañero, viendo como este le seguía la mirada y le lanzaba una sonrisa despreocupada.

Nada, ni te preocupes. Nos vemos mañana.— Respondió sin problemas Navarro, dándole un apretón de manos, donde Jack obviamente se giró disimuladamente para comprobar si el rubio le seguía o no, cosa que segundos después cumplió.

30 Entrenamientos. [INTENABO AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora