30 Entrenamientos. [INTENABO AU]

12. SECRETO

"El sexo es el consuelo que uno tiene
cuando no le alcanza el amor"
— Gabriel García Márquez

García despertó, esta vez con una alegría insuperable en su cuerpo. Estaba sorprendido de lo bien que se lo había pasado ayer, aunque después de 3 años encerrado, incluso ver una cucaracha recorrer cerca de su pie le haría ilusión.

Pensó en claramente su compañero, su risa natural saliendo, estando exclusivamente con él: eso era una mención merecida de trofeo.

Igualmente, en el ambiente sintió una tensión sexual, tan agobiante que ya le estresaba. Se preguntaba si el contrario lo había sentido también; con esas miradas, esos toques disfrazados de juegos y esos calambres que se sentían al acercarse demasiado. De tan solo pensarlo, le daba un plácido escalofrío en su cuerpo.

No podía esperar para volver a verle, ya no solo era por él, sino por salir, porque sabía que Conway cumpliría sus deseos, bueno, quizás no todos.

Pasó su día entero pensando en eso, realmente empanado, sin ser consciente del mundo real y viviendo en su vida de ensueño. Estaba más patoso de lo normal, tropezándose con cosas y chocándose con objetos al no estar concentrado cuando andaba.

No comió mucho y la comida que le sobraba se la daba a Navarro, cual estaba más que encantado en comerlo. Igualmente, este preguntó su repentino empanamiento.

—Cabrón, ¿qué te pasa?— Preguntó con la boca llena, observando al rubio cual miraba a un punto fijo.

—¿Qué? — Miró a Gonzalo — Ah. No es nada, las pastillas supongo. — se excusó, viéndolo comer.

— Si, ya, claro...— No le creyó. — Estás así desde que viene ese entrenador tuyo. No estarás enamorado, ¿no?— Preguntó vacilándole, viendo como Gustabo abría sus ojos como platos.

—¡Pero qué dices! Eres gilipollas. — Rió, cuando había cierto hueco de que este hubiera adivinado la semilla de su delirio.

—¡Te has puesto rojo! — Mintió el otro, para avergonzarle más.

—¡Y una polla! ¡Mentiroso! — Siguió riendo, intentando controlar sus reacciones faciales.

—Gustabo "gae." — Insistió en la broma mientras comía, casi ahogándose con la lechuga.

—Que pesao' eres coño.— apartó la vista, vigilando el reloj.

—¿Ves? Estás muy pendiente del reloj. — Navarro pinchaba más a García, riéndose con él.

—Me voy, que sino luego me echa la bronca. — Gustabo anunció, levantándose y despidiéndose con un choque de mano.

—¡Que vivan los novios! — Alzó la voz, donde en ese silencio podría enterarse hasta la madre muerta de García.

—¡No grites pedazo de subnormal! — Respondió rápidamente, yéndose con una vergüenza tremenda encima.