005. loneliness and darkness

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CAPÍTULO CINCO
soledad y oscuridad

CAPÍTULO CINCO soledad y oscuridad

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Funerales.

Visenya los odiaba a pesar de que eran los eventos más concurridos en su familia, toda su vida se la pasó de funeral en funeral, y siempre estos lograban bajarle el ánimo hasta por suelos, no es que un funeral fuera una celebración ella lo sabía, aquello eran reuniones de duelo, eventos para dar un último adiós sin embargo siempre que asistía a uno lo cual era frecuente su estómago se revolvía y la sensación de tristeza la dejaba supremamente abatida  y ni hablar de cuando era el  funeral de alguien a quien  apreciaba, se volvía una tortura para ella.

Visenya ni siquiera se sentía dentro de su propio cuerpo, las lágrimas corrían de sus ojos por si solas, era una acción incontrolable. Se sentía completamente desconsolada pero no encontraba la forma de demostrarlo. Simplemente se quedó quieta, pasmada en un trance en donde las escenas en su cabeza se repetían una y otra vez.

Padre, yo no…”

La daga en la mano de la pelinegra  tembló al igual que lo hizo el conejo debajo de la hoja. El príncipe Aemon puso una mano suave sobre el hombro de su hija menor,  suaves risitas  resonaron  detrás de ellos. Daemon y Viserys se reían de ella, aunque Viserys eran quien más se regocijaba burlándose, Daemon solo se reía de la inconecia de su prima. Visenya había suplicado acompañar a su padre, su tío y sus primos que la llevarán con ellos de caza  y Aemon  cedió a la petición como siempre lo hacía a cada petición que su pequeña niña le hacía.

“Sé que puede parecer cruel, pero pondrás fin a su sufrimiento… ” Aemon razonó con su hija “Y llevaras comida a la corte, su muerte tendrá un sentido”

El labio inferior de Visenya tembló, pero se estabilizó mientras le propinaba un fatídico golpe a él pequeño animal, el hedor a sangre pútrida le pico sus  fosas nasales. El conejo se retorció hasta que toda la vida desapareció de su  inocente cuerpo, y Visenya nunca olvidaría la mirada fría en los ojos azules de aquel animal indefenso  y la sangre que empezó a apelmazar su pelaje blanco. Fue cruel y ella fue la causante de ello.

Las lágrimas quemaban las mejillas pálidas de la reina cada rodaban y rodaban sin cesar. La pelinegra cada que cerraba los ojos veía la sangre qué empapó su camisón blanco y goteaba por su piel y cayó al suelo. Veía al pequeño ser inhumano qué había salido de sus entrañas, recordaba sus ojos azules que estaban nublados y vidriosos, privados de toda vida, su escaso cabello plateado pegado a sus mejillas. Aquel pequeño ser monstruoso de alguna manera le recordó a ese conejo blanco de hace muchas lunas, una vida perdida sin sentido, ¿y para qué? Para un poco de comida para llenar vientres bien alimentados o para tener un hijo, para tener un niño varón que llevará la carga pesada de una corona  porque una hija simplemente no era suficiente.

“Baelon…” fue lo que Viserys susurró cuando vio al pequeño monstruo que se suponía iba a ser su hijo.

“Eres patético” Daemon le escupió. Todo lo que él príncipe podía oler era muerte mientras Viserys evitaba su mirada enfurecida.

𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐑𝐂𝐇𝐄𝐑 - daemon targaryen Where stories live. Discover now