015. driftmark

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CAPÍTULO QUINCE
driftmark

Visenya se encaminó hacia la guardería del castillo y se encontró con su hijastra, el estar casada para Visenya era una cosa extraña y ser madre lo era aún más

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Visenya se encaminó hacia la guardería del castillo y se encontró con su hijastra, el estar casada para Visenya era una cosa extraña y ser madre lo era aún más. Tenía catorce veranos y aunque fingiera que ya era una mujer grande seguía siendo una niña, no importaba que tan interrumpida estuviera su inocencia seguía siendo jóven e ingenua en muchos sentidos aunque le gustara pretender lo contrario. Siempre tuvo esa necesidad de crecer, de ser una dama y ahora que lo era la experiencia no le estaba gustando en absoluto.

Visenya envidiaba a la hija de su nuevo esposo, la princesa Rhaenyra, no de mala manera por supuesto sino más bien de una forma inocente. Ella anhelaba su infancia, era una niña consentida qué fue amada por su señora madre y que era la adoración de su padre, y que jugaba y se divertía, mientras que ella a su edad era torturada por su madre y no tenía ninguna queja de su padre pero lo había perdido, este se había ido para dejarla sola en el mundo condenadola a la soledad y aun futuro triste y gris. Sin embargo Visenya no se acomplejaba, era feliz a su manera, en su pequeño mundo ella intentaba siempre ver las cosas buenas de la vida aunque ciertamente no hubieran muchas cosas buenas.

Se adentro a la guardería con una caja entre sus manos “¡Visenya!” la voz de Rhaenyra resonó, la niña se abalanzó hacia ella abrazándola con emoción.

Visenya no era simpatizante de los niños, los odiaba eran chillones y se hacían popo encima, aunque  Rhaenyra no se hacía popo encima ni lloraba por todo, era una niña diferente ya era bastante grande y era bastante perspicaz y alentada, Visenya la adoraba, cualquier otra niña la habría detestado por reemplazar el lugar de esposa de su padre que antes le pertenecía a su madre sin embargo Rhaenyra había sido amable e incluso tierna con ella cosa que Visenya agradecía enormemente ya que hacía todo mucho más sencillo entre ellas.

Visenya se sentó en el tapate con Rhaenyra viéndola atentamente  “¿Qué traes ahí?” ella cuestionó con sus ojos llenos de curiosidad.

La joven pelinegra  sonrió y puso la caja en el suelo delante de ella y la abrió, quito el papel qué ella misma había puesto revelando dos muñecas de trapo “Eran mías” la pelinegra murmuró, ella conserva a todos sus juguetes importantes de su infancia “Son Maggie y Hannah” la jovencita presentó y sacó a las muñecas “Mi hermana  me las regaló cuando era más pequeña, son muy importantes para mi y ahora te las obsequio a ti”

“¿De veras?” la niña cuestionó con los ojos muy abiertos.

“Por supuesto” Visenya sonrió “Pero debes prometer que las cuidaras” la pelinegra pidió.

“¡Lo prometo!” Rhaenyra murmuró exaltada “Lo juro por los Dioses” la princesa dijo emocionada y abrazó a las muñecas a su pecho. Rhaenyra todavía estaba en edad de jugar con ella mientras que ella ya era mayor y tenía un marido que atender, debía dejar su infancia atrás aunque ciertamente nunca tuvo una infancia. “¿Y algún día tienes una hija?” Rhaenyra cuestiona con mirada asustada dejando de abrazar a las muñecas “¿Tendré que devolverás para ella?”

𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐑𝐂𝐇𝐄𝐑 - daemon targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora