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Dios mío de mi vida, qué cansada estoy. Estaba deseando llegar a casa, y estirarme en el sofá. Como se nota que este fin de semana ha sido la reubicación. He perdido la cuenta de la cantidad de análisis que he hecho, de las inyecciones que he puesto, y de la toma de temperatura que he tomado. No he tenido tiempo de pensar en nada, y... sinceramente, me ha ido bien tener un poco de estrés.

Pero ahora que estoy en casa, mirando al techo, me doy cuenta de lo triste que estoy, y de lo sola que me siento. De camino a casa me he fijado en una pareja que paseaba agarrada de la mano, sonreían, y él la abrazaba muy fuerte.

No he pensado en Michael en todo el fin de semana. Pero al ver esa pareja, me ha venido el flashback de la semana pasada a la cabeza, cuando me acompañó a casa y me sentí tan peligrosamente cómoda en sus brazos. Sé que sería una locura que aceptara salir con Michael, pero a la vez... es el hombre que más me ha llamado la atención. No me suelo enamorar fácilmente, pero con él, es distinto, es como si lo conociera de toda la vida, cuando realmente no tengo ni idea. Creo conocerlo, es tan misterioso, me saca de quicio pensar en las preguntas que según él tienen respuesta, pero que no sé, por ahora. O quizá nunca las sepa.

Me gustaría coger el teléfono y llamarlo, si tuviera su número, y decirle que se deje de tonterías, y de miradas misteriosas, y que me dijera quién es realmente, y porque ha estado escondiendo tanta información a lo largo de estas dos semanas. Y lo que es más, que hace un tipo como él en prisión?

Dos semanas hace solamente desde que lo vi por primera vez, y siento que lo conozco de toda la vida sin conocerlo. Me gustaría esperarlo, me gustaría volver a besarlo, tenerlo entre mis brazos de nuevo, incluso... que me hiciera el amor, pero, me mata, me duele tanto saber que eso no va a pasar. Rachel tenía razón en decir que siempre hago lo correcto, que nunca me permito cometer un error, pero es que... es todo tan complicado. O quizá soy yo que hago una montaña de un grano de arena.

Me gustaría saber qué está haciendo en este momento, si estará pensando en mí.

***

Es lunes, otra vez. Esta mañana no ha sido la alarma lo que me ha despertado, ha sido una notificación del banco. Henry ha ingresado mi sueldo extra por haberme quedado el fin de semana trabajando. Lo que me ha hecho empezado el día alegre.

Por la mañana no ha habido nada nuevo, solo Rachel volviendo a quejarse de sus sobrinos, y yo aconsejándole que le diga a su hermana de buscar un internado en Suiza, para los niños, claro. Lo he dicho en broma.

De camino a mi consulta, he pasado por el patio, y he visto a Michael apoyado en las verjas, mirándome. Lo he notado serio, pero con una mirada más penetrante de lo normal, he tenido la impresión de que quería tirar la verja, venir corriendo y decirme algo. Pero eso no ha pasado, claro, simplemente me ha seguido con la mirada hasta desaparecer de su campo de visión.

Pero esa no ha sido la primera vez lo que he visto, está aquí, conmigo, en la consulta. Ha venido de nuevo con malestar de estómago. Como lo miro yo a la cara después de haberme besado de esa manera...?

- Cuéntame, Michael. ¿Qué síntomas tienes?

- Ninguno.

- Ninguno?

- Siento hacerte perder el tiempo, pero... solo quería preguntarte como estabas. Y... sí habías hecho algo divertido este fin de semana.

Suspiro. Sin poder disimular lo miro dibujando una sonrisa en mi rostro.

- No deberías inventarte que te encuentras mal solo para verme.

BAJA INHIBICIÓN LATENTE // PRISON BREAKWhere stories live. Discover now