Capítulo 1: EL DESPERTAR DE DRAKON

21 1 0
                                    

El amanecer aún no rompía cuando Drakon sintió el cambio.

La transformación era completa; su cuerpo, una vez inmenso y poderoso, ahora estaba confinado a la frágil forma de un humano. La primera luz del día se filtraba tímidamente por la ventana, iluminando la habitación desconocida en la que había despertado. Todo era nuevo, desde la textura de las sábanas hasta el zumbido suave de la ciudad que despertaba más allá de los muros.

Se levantó, sus movimientos torpes y vacilantes. Cada paso era un aprendizaje, cada gesto, una exploración. Observó sus manos, flexionándolas, maravillándose ante la delicadeza de los dedos humanos. "Así que esto es ser humano", pensó, una mezcla de asombro y una pizca de nostalgia por el poder que había dejado atrás.

Drakon sabía que su misión era crucial: comprender a la humanidad desde dentro, aprender sus costumbres, sus emociones, sus sueños. Solo así podría salvar a su especie del olvido, solo así podría cerrar la brecha que los separaba de los humanos durante eones.

Mientras caminaba por las calles de la ciudad, su presencia pasaba desapercibida entre la multitud. Los humanos, absortos en sus rutinas, no notaban la majestuosidad oculta en la mirada del extraño que los observaba con curiosidad. Drakon, por su parte, absorbía cada detalle, cada sonido, cada aroma. Era un mundo vibrante y caótico, tan diferente al suyo.

Fue entonces cuando la vio. Lyria, con su cabello plateado fluyendo como una cascada de agua clara, y sus ojos, dos espejos de un alma que parecía llamarlo. Ella estaba parada frente a una librería, su mirada perdida entre las páginas de un libro antiguo. Algo en ella resonó en Drakon, una conexión inmediata e inexplicable.

Se acercó, impulsado por una fuerza que no comprendía del todo.
- "¿Puedo...?", comenzó a preguntar, señalando el libro que ella sostenía. Sus palabras eran torpes, su acento, extraño. Pero Lyria sonrió, y en ese gesto simple, Drakon encontró una calidez que nunca había sentido en su forma de dragón.

- "Claro", respondió ella, extendiéndole el libro.
- "Es sobre dragones, ¿te interesan?"

Drakon asintió, su corazón humano latiendo con una emoción nueva.
- "Sí, siempre me han resultado fascinantes", dijo.
- Podrías decirme cómo te llamas?, nunca te he visto por aquí.
- Soy Drakon , he venido de visita, puedo saber tu nombre?.
- Me llamó Lyria , encantada de conocerte , sonrió de forma tímida.
Y en ese momento, supo que su viaje entre los humanos acababa de comenzar.

Lyria caminaba de regreso a casa, el libro de dragones bajo el brazo, una sonrisa jugando en sus labios. Había algo en el extranjero, Drakon, que había despertado en ella una curiosidad que no sentía desde niña.
- "¿Dragones?", se preguntó en voz baja, su mente divagando hacia las historias que su abuela le contaba.

Esa noche, mientras la ciudad dormía, Lyria se asomó por la ventana de su habitación, mirando las estrellas.
- "¿Y si fueran reales?", susurró al viento, sin esperar respuesta. Pero el viento le trajo un susurro, una promesa de misterios y aventuras que latían justo fuera de su alcance.

Los días siguientes, Lyria se encontró con Drakon en varias ocasiones. En la biblioteca, en el parque, incluso en la pequeña cafetería junto al río. Cada encuentro era casual, pero la frecuencia con la que sucedían sugería algo más, algo destinado.

Drakon le mostró el mundo a través de sus ojos. Le habló de lugares que ella solo había soñado, de cielos infinitos y tierras dónde la magia era tan real como el aire que respiraban. Lyria escuchaba, embelesada, su corazón latiendo al ritmo de las leyendas que cobraban vida en su imaginación.

Pero mientras Lyria se sumergía en el mundo de Drakon, una sombra se cernía sobre ellos. Una figura oscura los observaba desde la distancia, sus ojos brillando con un propósito antiguo y oscuro. La paz que habían encontrado juntos estaba a punto de ser desafiada.

La casualidad ya no podía explicar los encuentros entre Lyria y Drakon. Cada conversación, cada risa compartida, tejía un lazo más fuerte entre ellos. Lyria comenzó a sentir que Drakon era parte de un mundo que siempre había anhelado, un mundo lleno de maravillas y secretos.

Drakon, por su parte, se encontraba dividido. Su corazón humano se inclinaba hacia Lyria con una fuerza que lo sorprendía, pero su deber como dragón le recordaba que debía mantener distancia. Sin embargo, cada vez que intentaba alejarse, el destino parecía tener otros planes, llevándolo de vuelta a su lado.

Una tarde, mientras caminaban por el parque, Lyria se detuvo frente a un antiguo árbol.
- "Dicen que este árbol es mágico", comentó, su voz llena de un asombro infantil.
- "Que puede conceder deseos si le susurras lo que quieres."

Drakon la miró, sus ojos humanos ocultando la verdad de su naturaleza. - "¿Y tú qué deseas?", preguntó, su voz baja y cautelosa.

Lyria cerró los ojos y susurró algo al árbol. Cuando los abrió, había una chispa en su mirada que Drakon reconoció. Era la misma chispa que había visto en los ojos de los dragones más jóvenes, llenos de esperanza y sueños.

- "Te toca", dijo Lyria, pasándole el testigo de la tradición.

Drakon se acercó al árbol, su mente un torbellino de deseos humanos y anhelos de dragón.
- "Paz", susurró finalmente, un deseo simple pero poderoso.

Lyria lo observaba, y en ese momento, algo cambió. Una brisa pasó entre ellos, llevando consigo las palabras no dichas y los secretos aún guardados. Era un cruce de caminos, y ambos sabían que el camino que eligieran ahora cambiaría sus vidas para siempre.

EL VÍNCULO DE DRAKORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora