Capítulo 11: LA FUENTE DE LAS SOMBRAS

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Lyria se paró al borde de la Fuente de las Sombras, su corazón latiendo con una mezcla de miedo y valentía. No sabía que sus padres habían perecido en un viaje similar, buscando romper la maldición que ahora ella intentaba deshacer. Con un suspiro que contenía todas sus esperanzas y temores, dio un paso adelante y se sumergió en la oscuridad.

El mundo dentro de la fuente era un reino de contradicciones. A su alrededor, la oscuridad era tan densa que parecía tangible, pero al mismo tiempo, había destellos de luz que brotaban como estrellas fugaces, iluminando el camino.

El suelo bajo sus pies era sólido y sin embargo, parecía moverse y cambiar, formando senderos que se retorcían y se bifurcaban en todas direcciones.

Lyria avanzó, guiada por un instinto que parecía nacer de la conexión de su familia con este lugar. Las sombras susurraban a su alrededor, voces que eran a la vez aterradoras y familiares.

Algunas le mostraban visiones de su pasado, momentos felices con sus padres que ahora se entrelazaban con la tristeza de su pérdida.

A medida que se adentraba más en la fuente, comenzó a sentir que las sombras no solo estaban a su alrededor, sino que también se movían dentro de ella, tocando su alma, buscando algo que ella aún no comprendía.

Con cada paso, se acercaba más a la verdad oculta en el corazón de las sombras, y a la posibilidad de un futuro donde la maldición de los Clanshine sería no más que un recuerdo lejano.


Lyria avanzó con determinación, su corazón latiendo al ritmo de las sombras que la rodeaban. El aire dentro de la fuente era denso, como si estuviera compuesto de sus propios recuerdos y emociones. Cada paso la llevaba más profundo en el corazón de la oscuridad, y cada vez más cerca de la verdad que buscaba.

Las sombras comenzaron a tomar forma, manifestándose como figuras etéreas que se movían a su alrededor. Algunas parecían rostros familiares: sus padres, sus abuelos, incluso antepasados que solo conocía por las historias.

Otros eran más oscuros, con ojos que brillaban con una malicia que la hacía estremecer.

- “¿Quién eres?” preguntó Lyria a una sombra que se materializó frente a ella. Su voz resonó en el espacio sin límites de la fuente.

La sombra sonrió, sus rasgos distorsionándose.

- “Soy parte de ti, Lyria. Soy tus miedos, tus secretos, tus deseos más profundos. Y estoy aquí para poner a prueba tu valentía.”

Lyria tragó saliva, enfrentándose a su propia esencia.

- “¿Qué debo hacer?”

- “Debes enfrentarte a tus sombras internas,” dijo la figura. “Acepta tus miedos y tus errores. Solo entonces podrás liberar a tu familia y a Drakoria de la maldición.”

Con un nudo en la garganta, cerró los ojos y se sumergió más profundamente en la fuente.
Las sombras la envolvieron, y en su interior, encontró visiones de su pasado, sus elecciones y sus luchas. Pero también vio una luz, una esperanza que la impulsaba a seguir adelante.

El viaje no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar sus sombras y descubrir la verdad que cambiaría su mundo para siempre.

Se encontraba en el epicentro de sus propias tormentas internas, cada sombra una ola que amenazaba con arrastrarla hacia las profundidades de su ser. Pero ella era descendiente de guerreros y sabios; no se dejaría vencer por el miedo.

Las sombras se intensificaron, sus susurros se convirtieron en gritos que resonaban con los errores del pasado y las dudas del presente.

- "No eres digna", acusaban.
"No podrás salvar a nadie". Pero Lyria, con la fuerza de su voluntad, les respondió:

- "Soy más que mis miedos".

Con cada confesión, cada aceptación de sus fallos y cada abrazo a sus temores, las sombras comenzaban a disiparse, revelando fragmentos de luz pura. Era la verdad de Lyria, su coraje y su amor, lo que las sombras no podían ocultar.

Finalmente, frente a ella, se materializó la última sombra, la más densa y poderosa de todas. Era la representación de su mayor temor: perder a Drakon, el dragón que amaba.

- "¿Y si te rechazo?", preguntó la sombra con la voz de Drakon.

Lyria, con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa valiente, respondió:

- "Entonces habré amado y perdido, pero nunca dejaré de amarte. Y eso es lo que nos hace fuertes, la capacidad de amar sin límites".

La sombra se disolvió en un millar de luces, y Lyria sintió cómo la maldición se levantaba, no solo de Drakoria, sino también de su corazón. Al salir de la fuente, el mundo parecía diferente, más claro y lleno de colores que antes no notaba.

Drakon, en su forma humana, la esperaba, su mirada llena de preguntas.

- "¿Lo lograste?", preguntó con voz temblorosa.

Lyria asintió, y en ese momento, no necesitaron palabras. Se abrazaron, y el latido de sus corazones resonó como un eco poderoso, un canto de victoria y amor que se extendía.

Lyria, con el corazón hinchado de esperanza, emergió de la fuente de sombras creyendo haber roto la maldición que pesaba sobre su familia.
La luz del amanecer bañaba la ciudad de Glassteel con una promesa de renovación, y los ojos de Drakon reflejaban un amor inquebrantable.

Sin embargo, a medida que los días pasaban, pequeñas señales comenzaron a surgir, indicando que la maldición no había sido completamente erradicada.

Un frío inexplicable se cernía sobre la ciudad de por las noches, y los ciudadanos murmuraban sobre visiones de dragones que surcaban los cielos en la oscuridad.

Drakon, preocupado por la seguridad de Lyria, comenzó a investigar los rincones más oscuros de Drakoria, buscando respuestas. Mientras tanto, ella se enfrentaba a sus propias batallas internas, pues la fuente le había revelado verdades sobre sí misma que no podía ignorar.

Una noche, mientras la luna llena iluminaba el cielo, despertó sobresaltada por un sueño premonitorio.
En él, ella luchaba contra una sombra gigantesca, una sombra que tenía la forma de un dragón, pero con ojos que ardían con el fuego de la venganza.





La luna llena colgaba en el cielo como un faro, iluminando la ciudad de cristal con su luz plateada. Lyria, aún temblorosa por las visiones de su sueño, se levantó de su lecho y se acercó a la ventana.

La imagen del dragón sombrío con ojos ardientes se grabó en su mente, una advertencia o una profecía, no estaba segura.

El silencio de la noche se rompió cuando una voz susurrante llegó a sus oídos, una voz que parecía emanar de las sombras mismas. "Aléjate de los dragones", decía, una y otra vez, como un mantra que buscaba sembrar el miedo y la duda en su corazón.

Lyria sabía que no podía ceder ante esas voces. Drakon, era la prueba viviente de que no todos los dragones eran criaturas de venganza y destrucción. Sin embargo, la insistencia de las sombras no podía ser ignorada.

Con la determinación de descubrir la fuente de estos oscuros presagios, se vistió rápidamente y salió a las calles desiertas de la ciudad.

La voz la guiaba, llevándola a través de callejones y plazas hasta llegar a las ruinas de un antiguo templo en el corazón de Glassteel.

Allí, en el centro de las ruinas, se encontraba una figura encapuchada, rodeada de un aura de oscuridad palpable.

- "¿Quién eres?", preguntó Lyria, su voz firme a pesar del miedo que sentía.

La figura levantó la cabeza, revelando un rostro que era tanto humano como dragón, una fusión de ambos mundos.

- "Soy el guardián de las verdades olvidadas", respondió con una voz que resonaba con el poder de los eones.
"Y he venido para advertirte, Lyria.

La maldición no ha sido rota, solo ha cambiado de forma. Debes encontrar el Corazón de Fuego antes de la próxima luna llena, o Drakoria y Glassteel caerán en la oscuridad para siempre".

EL VÍNCULO DE DRAKORIAWhere stories live. Discover now