Capítulo 12: DULCES Y SECRETOS

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El sol se elevaba sobre la ciudad, bañando sus calles de dorada luz matutina.
Lyria se despertó con el corazón agitado por los eventos de la noche anterior, pero la perspectiva de ver a Drakon le infundía una renovada sensación de esperanza.

Drakon llegó a la casa de Lyria con la primera luz del día, su figura humana ocultando la majestuosidad de su verdadera forma. A pesar de la gravedad de la situación, no pudo evitar sonreír al verla.

- "Te he extrañado", dijo con sinceridad, su voz un suave murmullo que disipaba las sombras del miedo.

Lyria lo recibió con un abrazo, sintiendo la familiar calidez de su presencia.

- "Hay tanto que contarte", susurró, su mente aún enredada en los misterios de la maldición y las advertencias de la sombra.

Decidieron caminar por la ciudad, donde los ciudadanos comenzaban sus rutinas diarias, ajenos a las fuerzas oscuras que se movían a su alrededor. Mientras paseaban, Lyria compartió con Drakon su encuentro con la figura encapuchada y la urgente misión de encontrar el Corazón de Fuego.

Drakon escuchaba atentamente, su frente fruncida por la preocupación.

- "Debemos actuar rápido", dijo finalmente. "El Corazón de Fuego es un artefacto de gran poder, y si lo que dices es cierto, podría ser nuestra única esperanza".

Juntos, formularon un plan para buscar el cristal legendario, decididos a enfrentar cualquier peligro que se interpusiera en su camino. Pero mientras planeaban, una sensación inquietante se apoderó de Lyria.

Las palabras de la sombra resonaban en su mente: "Aléjate de los dragones". ¿Podría confiar plenamente en Drakon, o había verdades que él aún no revelaba?.

Después de caminar por la ciudad, decidieron desayunar en una pastelería.

Era un rincón acogedor en Glassteel , con aromas de vainilla y canela que se mezclaban en el aire. Lyria y Drakon entraron, dejando atrás las preocupaciones del mundo exterior.

Las vitrinas exhibían una variedad de pasteles y dulces que hacían agua la boca, pero para Drakon, nada era más dulce que la presencia de Lyria.

Mientras elegían un pastel para compartir, Drakon no pudo evitar mirar las pecas que salpicaban las mejillas de Lyria.

Eran como pequeñas constelaciones que contaban la historia de innumerables días bajo el sol de Drakoria.

Con un gesto tierno, Drakon se inclinó , le apartó un mechón de pelo plateado detrás de la oreja y depositó un beso en su mejilla.

- "Tus pecas", susurró, "son como estrellas en la noche más clara. Me encantan".

Ella se sonrojó ante el gesto, sintiendo cómo el calor de sus palabras se extendía por su piel.

- "Gracias", respondió con una sonrisa tímida. "Nunca nadie había apreciado mis pecas de esa manera".

Sentados en una mesa apartada, compartieron el pastel y hablaron de cosas triviales, permitiéndose un momento de normalidad en medio del caos que los rodeaba.

Pero incluso en ese instante de calma, Lyria no podía sacudirse la sensación de que había secretos que Drakon aún guardaba. Secretos que podrían ser la clave para desentrañar la maldición que amenazaba con consumir su mundo.

Mientras el sabor del pastel de frambuesa se desvanecía en sus paladares, Lyria y Drakon se sumergían en una conversación que fluía con la facilidad de dos almas que se conocían más allá de las palabras.

La risa llenaba los espacios entre ellos, y por un momento, la amenaza de la maldición parecía distante, un eco sordo en la tranquilidad de la pastelería.

EL VÍNCULO DE DRAKORIAWhere stories live. Discover now