Capítulo 2: LYRIA SUEÑOS DE LIBERTAD

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Los días se convirtieron en semanas, y la amistad entre Lyria y Drakon floreció en algo más profundo. Lyria encontró en Drakon un confidente, alguien que la escuchaba de verdad, que entendía su deseo de escapar de la monotonía de su vida. Drakon, a su vez, veía en Lyria la personificación de todo lo que los humanos podían ofrecer: pasión, valentía, y una capacidad de amar que no conocía límites.

Una noche, bajo el manto estrellado, Drakon llevó a Lyria a un claro secreto en el bosque.

- “Es un lugar mágico”, le dijo, “donde los dragones venían a descansar.”
Lyria, con los ojos llenos de asombro, se maravilló ante la belleza del lugar, sintiendo la magia que aún latía en el aire.

- “¿Dragones aquí?”, preguntó, su voz un susurro.

Drakon asintió, su corazón humano luchando con el deseo de revelar su verdadera identidad.

- “Sí, y quizás… aún nos observan, en formas que no esperamos.”

Él la miraba con ojos que ardían con el fuego de mil soles ocultos.

- “¿Alguna vez has sentido que hay algo más en ti, algo antiguo y poderoso?” preguntó él, su voz un susurro que parecía resonar con el eco de cuevas olvidadas. Ella se rió suavemente, ajena a la verdad que yacía en su pregunta.

- “A veces, cuando las estrellas están brillantes, siento como si pudiera alcanzarlas.” Él sonrió, sabiendo que, como un dragón en forma humana, él también anhelaba tocar el cielo, pero encontró algo más valioso en su presencia.

- “Quizás,” dijo él, “es porque las estrellas viven dentro de ti, al igual que una llama vive dentro de mí.”
En ese momento, bajo la luz de la luna, dos almas se encontraron, una humana y una eterna, ambas ignorantes de la profundidad de su conexión.

Pero mientras su amor crecía, también lo hacía la sombra que los acechaba, una oscuridad que pronto exigiría su atención.

Ella se acercó a él, su curiosidad despertada por sus palabras.

- “¿Y qué harías si pudieras tocar las estrellas?” preguntó, su voz llena de un anhelo que resonaba con la suya propia. Él la miró, su corazón de dragón latiendo en su pecho humano.

- “Las abrazaría,” confesó, “y las llevaría a un mundo donde no se ocultan al amanecer.” Ella sonrió, sin saber que él hablaba de un mundo que una vez había conocido, un reino de magia y maravillas donde los dragones gobernaban los cielos.

- “Entonces, abrázame,” dijo ella, extendiendo sus brazos hacia él. Y en ese abrazo, bajo el cielo estrellado, el dragón transformado encontró un calor que no era de su fuego interno, sino del amor humano que comenzaba a arder en su corazón.

La noche avanzaba, y con cada estrella que parpadeaba en el cielo, la conexión entre ellos se fortalecía.

- “¿Alguna vez has soñado con volar?” preguntó él, su voz un murmullo que parecía llevar el susurro de las alas contra el viento. Ella se acurrucó más cerca, su cabeza descansando sobre su hombro.
- “Siempre,” respondió ella, “es como si una parte de mí anhelara el cielo.”
Él cerró los ojos, luchando contra la urgencia de revelar su verdadera forma, de extender sus alas y mostrarle los secretos del firmamento.

- “Tal vez un día,” dijo él, “podamos volar juntos.” Y en ese momento, bajo la bóveda celestial, el dragón transformado en humano hizo una promesa silenciosa a la mujer que amaba, una promesa de libertad y vuelo, de amor y cielos sin fin.

La oscuridad se cernía más densa, y con ella, una figura emergió, silenciosa como la noche misma. El cazador de dragones, con ojos que habían visto la caída de criaturas majestuosas, observaba desde las sombras.

- “¿Sientes eso?” susurró ella, un escalofrío recorriendo su espina dorsal. “Como si fuéramos observados.”
Él tensó su cuerpo, su instinto de dragón alerta ante la presencia del cazador.

- “No temas,” dijo él, su voz firme, “porque incluso en esta forma humana, soy más de lo que aparento.” Y así, bajo el cielo estrellado, el cazador acechaba, pero en el corazón del dragón latía la certeza de que protegería a su amada a toda costa, contra cualquier amenaza que la noche pudiera traer.

EL VÍNCULO DE DRAKORIAWhere stories live. Discover now