Capítulo 5: EL VIAJE A DRAKORIA

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El viaje a Drakoria era largo y lleno de maravillas. Lyria y Drakon volaban sobre montañas cubiertas de nieve y valles profundos, donde la magia aún latía fuerte en la tierra.

Al llegar a Drakoria, el reino de los dragones, fueron recibidos por una vista impresionante: torres de cristal, cascadas de lava y dragones de todos los colores surcando los cielos.

Furybelly, una majestuosa dragona dorada y la mejor amiga de Drakon, los esperaba con una mirada escéptica. -"¿Quién es esta humana que traes a nuestro sagrado hogar?" preguntó con un gruñido.

Drakon presentó a Lyria.

- "Ella es más que una humana; es una Guardiana de la Llama y mi compañera."

Furybelly observó a Lyria, sus ojos dorados brillando con una luz que parecía ver dentro del alma.

-"Los humanos han traicionado antes," dijo. "¿Cómo podemos confiar en ella?"

Lyria dio un paso adelante, el manto de los Guardianes resplandeciendo con un brillo suave.

- "No pido confianza inmediata," respondió. "Pero estoy aquí para aprender y para forjar la paz entre nuestros mundos."

Furybelly llevó a Lyria y Drakon a la cima de una montaña desde donde se podía observar toda Drakoria. Allí, la dragona dorada comenzó a relatar la historia del conflicto.

- "Hace eones," empezó Furybelly, "humanos y dragones vivían en armonía. Los dragones enseñaban a los humanos los secretos de la magia, y a cambio, los humanos cuidaban de nuestras tierras."

Drakon asintió, añadiendo:
- "Pero la ambición humana creció. Quisieron más poder, más magia, y algunos intentaron esclavizar a los dragones para sus propios fines."

Lyria escuchaba, su corazón apesadumbrado por la historia.
- "¿Y qué pasó?" preguntó.

- "Guerra," respondió Furybelly con un gruñido. "Una guerra que desgarró el mundo. Los dragones se vieron forzados a esconderse, a protegerse de la traición humana."

- "Pero no todos los humanos eran así," intercedió Lyria. "Algunos lucharon junto a los dragones, defendiendo la paz."

Furybelly bajó la cabeza, sus escamas doradas reflejando la luz del sol poniente.
- "Es verdad, y por eso aún queda esperanza. Pero la confianza es frágil, y el miedo a la traición sigue vivo en nuestros corazones."

Drakoria se revelaba ante Lyria como un tapiz de maravillas. Drakon y Furybelly la guiaban a través de bosques donde los árboles cantaban y las flores brillaban con luz propia.

- "Este es el Bosque Susurrante," explicó Drakon, "donde cada hoja y cada brisa cuenta una historia antigua."

Lyria tocó la corteza de un árbol, y una melodía suave llenó el aire, como si el mismo bosque le diera la bienvenida.

Continuaron su camino hacia las Montañas Resplandecientes, donde las vetas de minerales mágicos iluminaban las cavernas con colores que Lyria nunca había visto.

- "Los dragones vienen aquí para meditar y conectarse con la tierra," dijo Furybelly, su voz resonando contra las paredes de cristal.

El viaje los llevó también al Gran Lago de Vapor, un espejo de aguas termales donde los dragones jóvenes aprendían a controlar su fuego interior.

- "Es hermoso," susurró Lyria, observando a los dragones chapotear y jugar entre las nubes de vapor.


La noche había desplegado su manto estrellado sobre Drakoria, y Drakon invitó a Lyria a un paseo que nunca olvidaría.

- "Ven," dijo él, transformándose en su majestuosa forma de dragón. "Déjame mostrarte Drakoria desde las estrellas."

Lyria subió a la espalda de Drakon, aferrándose a sus escamas mientras despegaban hacia el cielo nocturno. El viento acariciaba sus rostros, y el manto de los Guardianes brillaba con un resplandor suave, reflejando la luz de la luna.

Volaban alto, tan alto que los problemas del mundo parecían desvanecerse, dejando solo la belleza pura del universo. Drakoria se extendía debajo de ellos, un tapiz de luces y sombras.

- "Mira," señaló Drakon, "esa constelación es la Guardiana. Los antiguos decían que protege a todos los seres de buen corazón."

Lyria observó las estrellas que formaban la figura de una guerrera, sintiendo una conexión profunda con la leyenda.

Continuaron su vuelo, pasando por nubes que parecían hechas de plata y oro, hasta que llegaron a un lugar donde el velo entre los mundos era delgado y la magia fluía libremente.

- "Este es el Aliento de los Cielos," explicó Drakon. "Es aquí donde los dragones vienen a renovar su magia y a recordar su propósito en el cosmos."

Lyria extendió su mano, tocando la esencia misma de la magia que flotaba en el aire. Se sentía como si estuviera tocando el corazón del mundo.




La noche en Drakoria era un lienzo de oscuridad salpicado de luces centelleantes. Drakon y Lyria, acurrucados bajo el cielo infinito, compartían un momento de intimidad.

Lyria pasaba sus dedos por el cabello azul de Drakon, cada hebra una promesa de eternidad. Los ojos dorados de él reflejaban las estrellas, y en ellos, ella veía mundos de posibilidades.

- "Drakon," susurró Lyria, "en tus ojos veo la belleza de todo lo que existe."

Drakon la miró, su corazón latiendo al ritmo de los astros.
- "Y en los tuyos, Lyria, veo el hogar que siempre he anhelado."

Se acercaron, sus labios encontrándose en un beso que sellaba su amor. Un amor tan vasto como el cielo y tan profundo como los secretos del universo.

- "Te amo," declararon al unísono, un juramento que resonaba en la inmensidad del espacio.



El amanecer en Drakoria era un espectáculo de colores vibrantes que se reflejaban en las escamas de los dragones. Lyria se despertó, decidida a sumergirse en el mundo de sus nuevos aliados.

Drakon la acompañó a la Plaza de los Ecos, donde los dragones se reunían para intercambiar historias y sabiduría. Uno a uno, los dragones se presentaban, cada uno con una historia más fascinante que la anterior.

- "Estos son los Guardianes del Conocimiento," explicó Drakon, señalando a un grupo de dragones ancianos cuyas escamas tenían tonos de libros antiguos. "Ellos preservan la historia de Drakoria."

Lyria escuchaba atentamente, su mente absorbiendo cada palabra como una preciosa gema.

Furybelly observaba desde la distancia, su desconfianza hacia Lyria aún evidente en su mirada. Sin embargo, por respeto a Drakon, se acercó.
- "Te enseñaré nuestras costumbres," dijo con reluctancia, "pero debes respetarlas."

Lyria asintió con gratitud.
- "Nada deseo más que aprender y honrar la cultura de Drakoria."

El día transcurrió entre lecciones sobre vuelo, fuego y la profunda conexión de los dragones con la magia elemental. Lyria se maravillaba con cada nueva revelación, su respeto por estos seres creciendo con cada hora que pasaba.

EL VÍNCULO DE DRAKORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora