Pasó mi control de calidad

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Sentía las manos sobre su cuerpo, la incapacidad de gritar le estaba empezando a sacar de sus casillas, quería huir, irse de allí, correr y refugiarse en un lugar donde no podría ser encontrada, donde ella no pudiera encontrarla.

Estaba aprisionada contra una pared, estaba sola, solo estaban esa persona en frente suyo y ella, a pesar de que pudiese gritar en algún momento, nadie le escucharía, pues no había nadie cercano a ellas, nadie que pudiera rescatarle de aquello.

Las manos de la chica reposaban sobre su cintura, acariciando su piel, su cintura por debajo de la camiseta que llevaba, mientras besaba su cuello con efusividad y agresividad, haciéndole algo de daño a la menor, la cual trataba de zafarse del agarre de cualquier modo, pero ella era mucho más decidida, mucho más fuerte que ella.

─ Sabes que tu también quieres esto.─ Susurró aquella voz, aquella voz que hacía que sintiese escalofríos por todo su cuerpo, aquella voz que le hacía querer vomitar, aquella voz que le causaba miedo, pánico.─ Eres mía, Sofía...

─ ¡No!

De repente, abrió sus ojos, incorporándose en la cama. Con la respiración agitada, lágrimas en los ojos y sudando, la respiración completamente descontrolada y aún sintiendo las manos de aquella persona y sus besos por todo su cuerpo. La luz de la habitación donde estaba se encendió de repente,  pero ella no reaccionó, tan solo se quedó mirando hacia un punto fijo.

Llevaba meses con malos sueños, pesadillas, pero cuando se despertaba nunca recordaba lo que había soñado. Tan solo recordaba el mal sentimiento, el miedo y la desesperación que aquellos sueños le traían, pero esta era la primera vez que recordaba qué era lo que había soñado. 

─ ¿Sofía? ¿Estás bien? 

La menor dirigió su mirada hacia Violeta, entre confundida, avergonzada y apenada. ¿Por qué estaba con Violeta? ¿Qué había pasado la noche anterior? Lo último que recordaba era su ataque de ansiedad, y, a partir de allí... Negro. 

Sofía asintió, pero la lágrima que cayó por su mejilla le hizo saber a Violeta que no lo estaba. Con algo de velocidad, la pelirroja se sentó en la cama a su lado, abrazándola con fuerza, dejando que Sofía reposase su cabeza en su pecho. 

Poco después de empezar con el abrazo, Violeta pudo sentir como Sofía sollozaba, por lo que empezó a acariciar su cabello con suavidad. No sabía el por qué Sofía estaba así, si era por la discusión que había tenido con Ruslana (que todos habían escuchado pues habían gritado bastante) o si era por cualquier otra cosa. 

Pero su preocupación aumentó de repente cuando empezó a acariciarle la cintura a la menor por debajo de la camiseta del pijama, creyendo que así lograría hacer que se calmase, pero Sofía se apartó de repente, corriendo al baño y encerrándose allí, dejando a Violeta completamente confundida mientras miraba hacia la puerta del baño. 

A paso lento y aún procesando lo que acababa de pasar se acercó a la puerta del baño, llamando un par de veces allí, pues no quería entrar de repente por si Sofía quería estar sola. Se quedó callada, hasta que empezó a escuchar ruidos del interior del baño, Sofía parecía estar vomitando.

─ Sofi, ábreme la puerta, por favor... ─ Susurró Violeta, pues al parecer la menor había puesto el pestillo. 

─ No... ─ Escuchó la pelirroja, sintiendo como su corazón palpitaba con fuerza al escuchar la voz entrecortada de la menor.─ No quiero... no quiero que me veas así...  

 ─ Por favor, Sofía... 

─ Estoy... estoy bien. ─ Susurró Sofía, pero Violeta volvió a escuchar como vomitaba.─ Vete a dormir... ahora en seguida voy... 

Ya no te hago falta [Violeta OT 2023]Where stories live. Discover now