Ya no te hago falta [Violeta OT 2023]

Fuerte como un titán

Su pierna temblaba, moviéndose de arriba a abajo a gran velocidad, mientras se mordía las uñas y, cuando no lo hacía, se mordía los labios. Todo para intentar mantener la calma mientras su padre estaba en la UCI. Daba gracias que era un hospital privado y no había casi gente allí, con todo lo que estaba pasando no tenía ánimos de contestar ni sacarse fotos con fans.

Su hermano mayor estaba de pies, dando vueltas en la sala de espera, llevaba así las cuatro horas que llevaban allí esperando a algún tipo de noticia de su padre. Mía estaba al lado de su hermana, con los ojos llorosos y tratando de no caer desmayada al suelo. Lucas estaba con su madre, apenas entendía lo que estaba pasando. Su madre, en cambio, estaba completamente pálida, mirando hacia en frente, mientras abrazaba a su hijo menor.

─ Santi, por Dios, estate quieto.─ Se quejó Mía mirando a su hermano mayor, el cual, suspirando, se sentó al lado de sus hermanas. 

Sofía levantaba la mirada cada vez que algún médico pasaba por ahí, esperando algún tipo de noticia de su padre, pero parecía que se habían olvidado de ellos porque nadie les decía nada. Entonces, la puerta del hospital se abrió, y Sofía suspiró con una pequeña sonrisa, levantándose de su sitio junto con su hermana al ver aquellas cabelleras rubias.

─ Sofía...─ Susurró una de las chicas acercándose a ella y fundiéndose en un abrazo con su mejor amiga, escuchando los sollozos de esta, mientras la otra fue a donde Mía, haciendo lo mismo con ella. 

─ No nos dicen nada...─ Murmuró Sofía abrazada a la rubia, mientras esta le acariciaba el cabello con suavidad. ─ Llevamos cuatro horas aquí sin noticias... Que se puede morir, Liz... ─ Sollozó la castaña. 

Elizabeth suspiró suavemente, apretando el abrazo con Sofía y dejando que esta liberase todos sus sentimientos sobre ella. Eran mejores amigas desde que se conocieron en clases de teatro, conectaron al instante y desde ese momento se llevaron bien. Elizabeth era un año menor que ella, tenía una novia de la edad de Sofía llamada Clara y dos hermanas, una pequeña y una mayor. La pequeña de ellas era la otra que había venido, la cual era muy amiga de Mía, siendo también un año menor que ella

─ Estaremos con vosotras en todo lo que haga falta. ─ Susurró Elizabeth en su oído, acariciando su espalda.─ Cassie y yo estaremos con vosotros siempre.

Más o menos cinco minutos después las cuatro se sentaron de nuevo en las sillas que había allí, después de que Elizabeth y Cassie saludasen a Santi, a su madre y a Lucas. Sofía se sentó de nuevo en la silla, con Elizabeth a su lado, la cual puso una mano en su espalda y empezó a darle pequeñas caricias tratando de calmarle. 

...

Pasaron otras tres horas, y ninguno se había movido de allí, al igual que las noticias sobre su padre seguían siendo las mismas: Ninguna. Sofía no había cogido el móvil en todo el rato, había avisado a Violeta de lo que había pasado, también a Ruslana, Chiara y Martin y después de eso lo había apagado. 

Elizabeth y Cassie seguían allí con ellas, Lucas se había quedado dormido junto a su madre, la cual se había tenido que tomar pastillas para poder relajarse. Los tres hermanos mayores, mientras tanto, seguían con los mismos nervios que hacía tres horas. Fue entonces cuando la puerta del hospital volvió a abrirse, pero Sofía no se preocupó en mirar, al menos no hasta que Elizabeth le dio un pequeño codazo.

─ ¿Vio? ¿Kiki? ¿Rus? ─ Preguntó una confundida Sofía al levantar su mirada, levantándose para ir hacia donde las dos chicas. ─ ¿Qué hacéis aquí? ─ Abrazó a ambas como saludo, limpiándose algunas lágrimas que aún adornaban su rostro.

─ Bueno pues como sabes Chiara y yo estábamos en Granada, pasando unos días.─ Sofía asintió suavemente, con las lágrimas amenazando por salir en cualquier momento.─ Recibimos tu mensaje y cogimos el primer vuelo con dirección a Bilbao, y de ahí cogimos un bus hasta aquí. Ruslana hizo lo mismo desde Barcelona, y Martin tiene el vuelo en dos horas, así que en cuatro estará aquí.