Engaños mortales

El verdadero comienzo.

"En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible..."

Albert Camus

EVELYN

Es momento de "comenzar por el comienzo", como dice uno de los personajes de Alicia en el país de las maravillas.

Hasta el momento todo lo que has leído es la parte larga de lo que me ha pasado en... ¿menos de un mes?

Desde que desperté luego de regresar de la muerte, hace cinco días, lo único que he hecho es estar encerrada en mi habitación, intentando sobrellevar todo lo que me ocurrió y escribiendo mi parte de los hechos en un papel.

Haciendo eso es como único acepto que nada de esto es una pesadilla y entiendo que no despertaré en cualquier momento e iré a comer las tortitas que me hacía mi mamá para desayunar.

Los chicos también escribieron, pero por alguna razón decidieron que yo no debía leer sus versiones, y que solo tú podías hacerlo.

Ni siquiera sé para quién estoy escribiendo esto o si alguien lo leerá algún día.

No sé qué será de mí en un futuro, o si pasaré a la historia como: "la chica que fue una princesa de un mundo mágico en su vida pasada".

Diciéndolo así, suena tonto.

En fin, ya es momento de que, seas quien seas, me acompañes a vivir en mi nuevo renacer.

Mi nombre es Evangeline, pero prefiero que me llamen Evelyn porque mi hermano mayor, Andrew, era el único que me llamaba por mi nombre completo.

Para mí, es auténtica grandeza la de el destino cumplido, la existencia útil. A pesar de que encontrar nuestro propósito en la vida es un verdadero reto casi nada se puede comparar con la maravillosa sensación de saberse útil; de descubrir aquello por lo que nacimos. La gran mayoría vive solo por vivir, recorriendo los caminos de la vida mientras solamente se aferran al proceso mecánico de respirar.

Yo no quiero nunca formar parte de esa mayoría.

Soy la protagonista más tonta, desastrosa y positiva que seguramente leerás en tu vida.

He evadido la muerte varias veces.

Pasé por cosas dolorosas, que no les desearía ni a mí peor enemigo y que prefiero no escribir para no revivirlas. Lo único bueno es que aún sigo en pie.

Antes pensaba que en Palafox, el pueblo en el que vivo, no pasaba nada.

Pero desde que metí la pata hasta el fondo, y perdón por la frase tan grosera, gracias a mi curiosidad, desaté cosas que llevaban dormidas cuatrocientos años y descubrí que convivimos con criaturas que no había visto nunca, ni en mis pesadillas; que hay seres de otra dimensión caminando entre nosotros; que los libros son, literalmente, puertas a otros mundos; y que nadie es tan normal como pensaba, ni siquiera yo.

Rowen viene a mi puerta y me habla todas las tardes para contarme hasta la cosa más tonta que le ocurra.

En una de esas charlas, que son más bien monólogos porque yo no le hablo de vuelta, se le escapó que cuando saliera de nuevo podría ver fantasmas por haber muerto y revivido.

Esa es una de las razones por las que no quiero salir aún.

No quiero ver los fantasmas de mis padres o el de Nicole y ponerme a llorar como una niña pequeña.

Tengo miedo de que me tomen por llorona, a pesar de que sí lo soy...