¿Advertencia?

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Capítulo O5

Brenda se frotó los ojos con una de sus mano y regresó su atención al pizarrón, parpadeó un par de veces para ahuyentar el ardor que tenía pero en su lugar los ojos le empezaron a lagrimear, volvió a frotar fuertemente hasta que sintió una mano detener su brazo.

Entreabrió los ojos con lágrimas para ver a Matt con cara de preocupación.

—Tus ojos están rojos —le susurró, pues la profesora aun estaba dando clase.

—Olvidé que hoy debía cambiarme los lentes de contacto —le susurró de regreso—, siento mis ojos muy secos y me arden —apretó la mano que Matt le sostenía.

—¿No traes otros de repuesto?

Ella negó, las lágrimas empezaron a inundarle los ojos y mojarle las mejillas.

—¿Quieres que te lleve a casa para que te los quites? —le preguntó.

—Quedé de verme con Israel porque dijo que teníamos que hacer algo —suspiró y apretó los ojos—. No puedo faltar.

—¿Y prefieres quedarte ciega?

—Jóvenes ¿Tienen algo que quieran compartir con la clase? —dijo la profesora provocando que todas las miradas se dirigieran a ellos. Como si nunca fuesen el centro de atención. Si hacían algo eran el centro de atención, ¡si no hacían nada eran el centro de atención!

Matt soltó la mano de Brenda y se puso de pie.

—Brenda necesita atención médica. La llevaré a la clínica —dijo y Brenda logró escuchar los suspiros de sus compañeras de clases. Estupendo, ser salvada por Matt frente a toda la clase era lo único que le faltaba.

Con los ojos llenos de lágrimas tomó su mochila y su cuaderno y salió del salón del brazo de su cuñado.

—¿Quieres que te lleve a casa o con un oculista? —le preguntó mientras la guiaba por el pasillo.

—Por el momento quiero ir al baño para quitarme estas molestias —señaló su rostro—. Necesitaré que me esperes fuera porque sin los lentes de contacto soy experta estrellándome en paredes.

Matt quiso reír pero se reprimió. Caminaron juntos hasta el baño de mujeres más cercano de la facultad y Brenda entró a trompicones. Para su suerte el baño estaba vació y nadie vio cuando casi se tumbó el diente con el lavamanos.

Inmediatamente se apresuró a retirarse los lentes y lavó su rostro. A tientas tomó un trozo de papel para secar las manos y lo mojó para colocarlo sobre sus parpados, hizo lo mismo un par de veces hasta que el ardor disminuyó. Salió del baño unos minutos más tarde.

Apenas lograba distinguir manchas sin los lentes de contacto. Recordó cuando era niña y jugaba con sus hermanos a jalar los ojos como si fuese asiática, en esa ocasión al jalar las esquinas de los ojos su vista se volvía borrosa, ahora de mayor y con su grave problema visual veía exactamente igual. Lamentablemente no podía regresar su vista a la normalidad.

Matt la sostuvo antes de que ella caminara a la dirección contraria.

—Quiero ir a casa —dijo rendida.

Él la llevó sin rechistar.

* * *

Encontró sus lentes sobre el escritorio que tenía en su habitación. Raramente los usaba, sólo en caso de emergencia, a pesar de que no estaban feos y aunque sonara engreída no se veía mal con ellos, prefería evitarlos todo el tiempo que pudiese. Ahora no tenía de otra.

Se los puso y suspiró con alivio, todo era nuevamente definido.

Buscó sus gotas para la irritación de los ojos y las aplicó antes de escuchar a su mamá llamándola desde la planta baja.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Where stories live. Discover now