¿Demasiado tarde?

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Capítulo 26

¿Demasiado tarde?

Le gustaba mucho caminar, era relajante, sobre todo cuando no había tantas personas haciendo ruido. A pesar de lo que le gustaba caminar en silencio no es como si le gustara vivir en algún lugar apartado de la civilización, la ciudad tenía todo lo que él necesitaba y si quería estar junto a la naturaleza existían muchos parques para pasear, relajarse y reír un rato.

El parque que estaba fuera del consultorio de su psicóloga era de sus favoritos, bueno en sí cualquiera que fuese grande le gustaba y sobre todo si tenía compañía.

—Y accidentalmente se rompió su costosa raqueta —dijo Micah a su lado.

Él volteó a verla sonriendo.

—Y estoy seguro que tú no tuviste nada que ver con la misteriosa plaga de polillas ¿verdad? —preguntó conociendo la respuesta pues había escuchado con atención a cada palabra que ella había dicho, incluso aquella parte donde bajó mucho la voz diciendo que se habían escapado algunas de las polillas que había llevado en una caja de cartón... Micah era muy inteligente solo en escasos momentos mostraba algo de su torpeza de humano, como en esa ocasión pues le aseguró que no creía que las polillas acabarían con una caja de cartón.

—No fue a propósito —se cruzó de brazos—. Eso terminó perjudicándome a mí porque tuve que perder para que los jueces no creyeran que hice trampa. Una derrota duele aunque uno mismo la haya provocado... Y ahora tendré que comprar más polillas para arruinar el librero de mi vecina.

—Esa manía que tienes con tu vecina me preocupa. Déjala que siga comprando libros...

—¿Y permitir que me siga multando la dueña de los departamentos porque me dejan cajas y cajas de libros frente a mi puerta tapando todo el pasillo? Ni loca, ya debo casi 100 dólares por algo que no es mi culpa. Si acabo con sus libreros... ajam, las polillas acaban con sus libreros y de paso con sus libros estaré tranquila por una temporada —sonrió con orgullo y sin temer el decirlo en voz alta en medio del parque donde podría encontrarse con su vecina. Micah de repente puso una expresión dolida—. Aun no le perdono que haya envenenado a mi Lola.

Recordó la mascota "especial" de Micah, un ratón gris que rescató en alguna ocasión de una ratonera, en parte estaba de acuerdo con su vecina pero nunca lo admitiría frente a ella que menos que quisiera recibir un golpe en sus... bueno, simplemente no se lo diría.

—Sólo fue tu mascota durante 4 días —le recordó y ella tocó levemente sus mejillas como si estuviese limpiando sus lágrimas.

—Los mejores 4 días de su vida, mi pobre Lola.

—Y era macho...

—Mi pobre Lolo —se corrigió como siempre lo hacía.

—Empezaste hablando sobre el juego de tenis y terminaste con tu ratón muerto ¿cómo llegamos a eso? —preguntó.

—Todo fue culpa de mi vecina, esa mujer debe ser amiga de satán, siempre está en interfiriendo en mi vida —explicó agitando su puño al frente pero a nadie en específico.

Soltó una carcajada al escucharla decir eso. Gracias a ella sentía que su vida estaba en equilibrio, no lo dejaba que se sintiera solo e incluso estaba dispuesta a ir con él todos los martes y jueves a su consulta con la psicóloga perdiendo 1 hora de su tiempo fuera mientras fingía leer una de las revistas científicas que estaban en recepción o golpeaba una de las paredes de la sala de espera con una pequeña pelota de tela que siempre guardaba en sus bolsillos en caso de tener un ataque de nervios, aunque más bien era al recepcionista a quien le causaba esos ataques con su ruido constante, de hecho notó como el hombre se alegró cuando lo vio entrar solo en un par de ocasiones que Micah no pudo acompañarlo.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora