¿Azul?

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Capítulo O8

—Lissa —gritó Brenda desde su habitación. Estaba envuelta en varias mantas y casi en posición fetal.

Odiaba estar enferma en temporada escolar. Tan sólo el hecho de faltar a una clase la hacía sentir pérdida, ahora faltar tres días seguidos por una molesta infección de garganta, un resfriado y temperatura le estresaba de sobremanera. Además que no podía ni ponerse de pie porque el cuarto se movía y la dejaba tendida en el suelo.

Y sin Jeanne ahí para cuidarla, bueno, se sentía muy sola.

También estaba tratando desesperadamente olvidar que la última vez que se enfermó, pues su hermano había estado con ella cuidándola. Hacía muchos meses de eso.

Lo que la había hecho sentirse tranquila durante esos días, a pesar de estar sola la mayor parte del tiempo, había sido la música del reproductor de Julián. Sí, lo había estado escuchando desde el día de la sesión de fotos hasta ese preciso momento en que le había aparecido una advertencia de batería baja.

Sabía que su hermana menor tenía un cargador para ese reproductor y creyó escucharla hablar en el primer piso, por lo que era suponer que ya había regresado de la secundaria. Ojalá se apresurara, porque se había quedado en su canción favorita.

En realidad todas las canciones se llamaban "Julián", estaban ordenadas como Julián 1, Julián 2, etc. lo había notado un par de horas después de haber llegado a su casa. Eran 23 canciones, ninguna tenía letra, sólo era música, que nunca había escuchado, aunque ella no era una persona que escuchase demasiada música, y mucho menos comercial, prefería seguir a los artistas independientes.

Sus canciones favoritas habían sido Julián 5, Julián 7 y Julián 9, algo en la melodía, en la fuerza de la guitarra acústica le había llamado tanto la atención. Las había repetido tantas veces que había perdido la cuenta.

Pero ya no podía hacerlo porque su hermana no se daba prisa.

—Lissa —gruñó y dio patadas aun acostada en la cama—. Lissa.

—Ella se acaba de ir —dijo Brandon y Brenda se quedó quieta debajo de las mantas. Por suerte tenía cubierto todo el rostro y su hermano no iba a poder ver su expresión—. ¿Ocupas algo? —en lugar de preguntarle parecía estar ordenándole.

—¿En serio me harías un favor? —le respondió con frialdad, aun no se atrevía a salir de campo de protección. Soltó una risita molesta—. No, olvídalo, no ocupo nada. Sólo quería hablar con mi hermana de un chico, pero esas son cosas que no puedo hablar contigo ¿verdad?

Inmediatamente quitó las mantas de su rostro e intentó ver a su hermano, seguía estando acostada y no sabía en dónde había dejado sus lentes, pero hizo el esfuerzo por encontrar el rostro de Brandon y verlo directamente a los ojos.

—Hablo en serio —le dijo a su mellizo—. No te necesito.

Él no le dijo nada más y se marchó de la habitación azotando la puerta al salir. Un segundo después Brenda se hizo un ovillo y apretó sus ojos y labios intentando apartar el dolor. Su pecho le dolía. Nunca le había dicho esas palabras a su hermano, a ninguno de ellos, si ella hubiera sido la que las hubiera recibido directamente, con la frialdad con la que las dijo, probablemente se habría encerrado a llorar todo el día.

Tal vez podía disculparse con él más tarde y echarle la culpa a su estado de salud. Pero sabía que esa excusa no se la creería, su relación estaba tan dañada que tan sólo había hecho falta tiempo antes de que alguno de ellos saliera con ese tipo de palabras.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora