CAPITULO 14: Partido

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(Haley)

—¿Me estás diciendo que vaya a su casa y los apuñale con un cuchillo? —le repetí a Tyler por tercera vez, para que entendiera lo absurdo que sonaba. Este, en cambio, me miraba asintiendo con la cabeza, emocionado—. ¿En serio?

Era ridículo.

—Solo entras a la casa y los apuñalas mientras duermen. ¿Por qué te complicas tanto?

—¿Que me complico tanto? —vociferé, para que lo entendiera de una vez por todas—. Es ridículo, Tyler, no sé si reír o asustarme.

Luego de que me contara que Richard Grey, el hombre que competía contra su padre en las elecciones, había sido el responsable de su accidente, usando a su hijo para hacerlo, no me entraba en la cabeza.

Por un lado, tenía su lógica, ya que así pudo ganarse a la mayor parte de Chicago, dejando ver que Fernando Ross no era la mejor opción, pero ¿matar? No, era imposible que alguien fuera tan malvado para hacer algo así.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que los deje vivir felices como si nada hubiera pasado? —era cierto, iba a hablar, pero éste siguió—. Estoy muerto, Haley, ellos hicieron esto, y deben pagarlo.

Me quedé en silencio, no respondí. Pero intenté pensar con claridad. Era verdad, esto no podía quedarse así como así. Ni yo misma podría vivir tranquila viendo cómo Richard Grey salía alcalde de Chicago.

«No, no podría vivir con eso», me dije. Tyler tenía razón en que dejarlos vivir felizmente, como si nada hubiera pasado, era más absurdo que su plan de venganza.

—Ya, se me ocurrió algo —solté cuando la idea vino a mi mente. Miré a Tyler, que estaba tirado en el suelo con la vista en el techo. Este, al ver que no seguía hablando, miró hacia mí, esperando—. Mejor ir a la policía, declarar contra él y que la justicia se encargue —sonreí, emocionada. ¡Era perfecto!

—¿Y quién iría? —su pregunta me hizo fruncir el entrecejo, sin entender. Este volcó los ojos algo enojado—. ¿Tu? —«Yo», afirmé asintiendo con la cabeza—. ¿Y qué vas a decir? Si tú no estuviste ahí, la única prueba que tienes es que te lo dijo Tyler Ross, el chico que murió y que ahora es un fantasma que solo tú puedes ver. Por supuesto que harán justicia con eso —ironizó.

Dos puntos para Tyler, al parecer mi cerebro no estaba funcionando como lo hacía normalmente. Tenía razón, era absurdo que fuera yo, nadie iba a creerlo, ya que el único testigo había sido él. ¿Había sido el único? Se me cortó la respiración, mientras mis ojos se quedaban quietos sin pestañear. Él no había sido el único en el auto, había otros del equipo en el auto esa noche. Quizás... estos también podrían reconocer al hijo de Richard Grey.

—Tyler —dije en un susurro. Mis ojos estaban perdidos en mi cabeza, que seguía intentando procesar lo que había deducido.

—¿Ahora qué? —su voz sonó cansada e irritada.

Yo volví en mí, al notar su tono hacia mí. ¿Quién se creía? Yo lo estaba ayudando.

Yo estaba calentándome la cabeza por él.

(Tyler )

«¿Y ahora qué estupidez iba a decir?», me pregunté. Ya estaba cansado de que hubiera estado todo el camino de vuelta del instituto negando con la cabeza ante lo que le decía, sobre mi plan de venganza, que para mi gusto era la mejor opción. Y ahora salía con que teníamos que ir con las autoridades, que por supuesto que no iban a creerle nada. ¿Quién era la ridícula ahora?

Esta no abría la boca, fulminándome con la mirada. No iba a pedirle perdón por ser grosero, nací así y morí así. No podía hacer nada al respecto. Esta soltó, irritada, un suspiro.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora