CAPITULO 16: Un nuevo comienzo

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(Haley)

Un dolor agudo en la cabeza hizo que soltara un gemido lastimero mientras entrecerraba los ojos, que me pesaban toneladas. Sentía mi boca asqueada. Aunque había que admitir que el colchón se sentía más cómodo y suave. Era como si estuviera durmiendo entre peluches.

No quise ni pensar, ya que era insoportable, no podía ni abrir los ojos. Intenté dormirme para que el dolor terminara, pero por supuesto esto no sucedió.

—¿Haley? —la voz de Tyler me hizo abrir los ojos.

Algo perdida y soñolienta pegué un bostezo, donde tuve que pasarme las manos por los ojos, que comenzaron a humedecerse, y vi que tenía manchas de maquillaje. ¿Qué? En ese momento imágenes de la fiesta de ayer se agolparon en mi mente, aturdiéndome aún más.

(Tyler )

La miraba esperando que reaccionara de una vez. Estaba mirando el suelo, moviendo los ojos de un lado al otro. Al parecer debía estar algo perdida. Esperé unos minutos, hasta que al fin iba a hablarme, pero al encontrarse con la habitación parece ser que la sorprendió y cambió su expresión a una desconcertada.

—¿Dónde estoy? —soltó al fin. Por supuesto se quedó pegada en los pósteres de chicas calientes, bandas de música y fotos con mis hermanos y amigos—. No me digas que... —esta calló, esperando a ver si decía algo. Al parecer se había dado cuenta de que era mi habitación—. ¡No puede ser! ¿Cómo llegué aquí? —estaba sorprendida, mirándome entre furiosa y aún asombrada.

—Tuve que llevarte ayer aquí —iba a arrasarme con preguntas, por lo que me adelanté—. Tú estabas borracha, y mi casa quedaba cerca.

Aunque intenté explicárselo en pocas palabras esta me miraba con el entrecejo fruncido.

—¡Es que estás loco! —me gritó ella, a lo que me alarmé, acercándome para que hablara más despacio.

—Mierda, Haley, que te debe de haber oído toda la casa.

Esta se cruzó de brazos, yo me puse junto a ella en la cama.

—¿Cómo quieres que salga de aquí? —susurró.

Y en realidad no tenía ni la menor idea. Ni lo había pensado al traerla aquí. Era normal que chicas salieran de casa, nadie se preguntaba por ello. Pero ahora era diferente, no podía salir una chica de la casa si había venido conmigo, pues estaba muerto. Haley me siguió insistiendo en cómo iba a salir, y cada vez me cabreaba más.

—Estoy muerta, Tyler. ¿Qué les diré? —esta se enderezó de la cama, saliendo de las sábanas y caminando hacia la ventana, aún desequilibrada. Al parecer estaba con resaca, pues hacia una mueca de disgusto, llevándose una mano a la cabeza—. ¿Cuántos metros son de altura?

—¿Quieres saltar por la ventana? —me burlé. ¡Estaba loca! La única vez que lo había hecho fue con la ayuda de al menos tres amigos, haciendo una escalera. Pero por supuesto que eran bastantes metros. Esta parecía estar calculando si podía sobrevivir. Pero se dio cuenta de que sería un suicidio mortal, y se dio la vuelta y me miró alarmada.

—¿Tienes una mejor idea? Porque a mí no se me ocurre ni una —soltó ella cruzándose de brazos, dándome a entender que debía hablar ahora o sufriría su furia en segundos—. Van a creer que soy una delincuente.

Comencé a imaginarme qué dirían si la vieran. Por supuesto si la veían saliendo de mi habitación iban a creer que era una delincuente o una adolescente acosadora afectada por mi muerte. Un brillo se posó en mis ojos al encontrar la solución perfecta. Ella al parecer lo notó, y me miró con atención para que hablara. Pero en cambio le apunté hacia mi armario.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora