CAPITULO 27: ¿Roy?

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(Haley)

—James va a hablar con Mark. ¿Cómo estás tan tranquilo? —le insistí, mientras que él seguía con la vista en la pared, mirando las fotos que había colgadas por el departamento. Mientras, yo lo seguía por detrás, intentando hacerle entrar en razón.

—Va a decirle que no me conoce y van a descubrirlo todo —este soltó un bufido—. ¿Qué?

—Puede que te encuentren una loca demente, o una obsesionada con él, a lo más te tengan miedo, pero... ¿Descubrir qué? ¿Que su hermano está vivo y le hizo dormir en su cuarto? —este volvió a soltar un bufido aún más sonoro—. Y que tú eras la inteligente del grupo, Vilma.

Pude haberme enojado, pero hice lo contrario, ya que lo que dijo Tyler me calmó los nervios. James y Mark no iban a descubrirlo todo, aunque había que admitir que el hecho de que me encontraran una loca demente, obsesionada y a lo más me tengan miedo tampoco me tranquilizaba del todo.

—Ha. ¿Y tú quién eres? ¿Shaggy? —le molesté.

Este me miró horrorizado.

—¿Ese? No me insultes, ese será Simon, yo soy Fred.

Volví a soltar una carcajada. Me había olvidado del Tyler engreído, que hacía ya unos días no había aparecido. Y no pude negarle el hecho de encontrarse parecido a Fred, que era el rubio, musculoso y líder de la pandilla, y no tenía diferencias con Tyler Ross. Al igual que yo con Vilma, la sabelotodo con cabello oscuro y gafas. Aunque si me miraba ahora, podría tener algún parecido con Dafne, ¿no? Así podríamos ser Tyler y Haley, como Fred y Dafne. En eso, su voz me sacó de mi ensueño con la pandilla de Scooby-Doo.

—¿No recuerdas a tu padre? —levanté la vista extrañada.

Tyler ni me miraba, seguía con la vista fija en fotos, en las cuales yo también me fijé y alcé la cabeza, colocándome más cerca de él. La foto era de mi madre y yo, que debía de tener unos pocos meses. Ella me estaba tomando en brazos, sentada en los mismos sillones que estaban hasta hoy en la sala.

—No, para nada.

—Pero vivió hasta que tenías un año con tu madre, ¿no? —asentí con la cabeza—. ¿Color de ojos? ¿De cabello? ¿No recuerdas nada de nada?

—Nada, nada —repetí, mirándolo a los ojos para que despegara los suyos de la fotografía. —¿Por qué? ¿Sucede algo?

Se demoró un momento en responderme, ya que achinaba los ojos una y otra vez en la foto, acercándose, alejándose y volviendo a su lugar. Hasta que en un momento se giró hacia mí.

—Mira aquí —seguí su dedo sobre la fotografía, en la que apuntaba a un lado de Anna, donde se notaba que había la mitad de un hombre del que se podía apreciar el hombro y un poco de su cabello.

Algo en que nunca me había fijado. Lo miré enarcando una ceja, aún sin entender a qué iba.

—¿Es tu abuelo? —negué con la cabeza, ya que mi abuelo tenía el cabello con canas cuando nací—. Lo sabía, ese es tu padre. Haley, no me cabe ninguna duda.

¿Mi padre? Me acerqué nuevamente a la fotografía, asimilando lo que me estaba diciendo.

—Podría ser cualquier hombre, Tyler, no necesariamente se debería tratar de mi padre.

—Si no me crees, ¿por qué esta doblada en los bordes? Seguro que tu madre no quería que apareciera. Si quieres lo compruebas abriendo el marco, ahí podrás ver el rostro de tu padre. Vamos, hazlo.

Solté una carcajada.

—No voy a hacerlo, Tyler, qué tontería.

—Vamos, solo ábrela, no pierdes nada.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora