Capítulo ocho: "Deberíamos hablar"

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-Espacio personal, amiga-

El ceño de la ojiverde se frunce de inmediato al oír en el tono en el que Camila ha pronunciado aquella palabra. Amiga... ¿Ahora soy su amiga?

- ¿Amiga? ¿En serio?- pregunta Lauren.

Camila traga saliva y se arrepiente al notar que eso hace que los ojos de Lauren aterricen en su boca. La ojiverde se relame los labios, y Camila siente en su rostro el choque del aliento de la otra chica. Las manos le tiemblan, y está demasiado nerviosa.

-Somos amigas- murmura Lauren. -Pero niégalo. Dime que nunca quisiste, por un brevísimo momento, que algo pase- la ojiverde pega su cuerpo al de Camila, deslizando sus manos por los antebrazos de la morena. - ¿Nunca quisist...?-
-Siempre, ¿Sí? Desde el primer momento en el que te vi como una idiota intentando ver cómo abrir la puerta de tu habitación. De ese momento quise... Quise besarte y abrazarte y poder...-

Camila da una gran bocanada de aire y Lauren entra en pánico. ¿Esto es un ataque? Abre la puerta del baño y arrastra a Camila con ella. Literalmente la arrastra, ya que Camila ha dejado de sentir las piernas y sus pasos son torpes.

- ¡Sinuh! ¡Sinuh, Alejandro! ¡Por favor!-

Probablemente en la mañana reciban quejas por los alaridos que Lauren larga, pero funciona para que un par de atontados padres salgan. Sinuhe empieza a llorar en el momento, mientras Alejandro toma a Camila sobre sus brazos.

-Pa... Papá... Papá, y-yo...-
-Sh, Camzi, aquí está papá. El doctor Foster te verá en pocos minutos-
-Hija, hija, no cierres los ojos- ruega Sinuhe.

La familia desaparece por las escaleras, dejando a una temblorosa Lauren aferrada al marco de la puerta. Necesita ir con Camila, no puede dejarla sola en este momento. Ella se puso de esa manera por su culpa, porque la presionó.

En cuanto cruza la puerta principal, ve al auto de Sinuh y Alejandro saliendo por el portón de la casa. A pesar del frío y de la poca nieve que cae, Lauren llega corriendo a la casilla del guardia de seguridad del hotel.

-To... Tony, ¿Verdad?- pregunta, intentando recuperar el aliento.
-Si, niña. ¿Qué sucede?-
- ¿A dónde fueron? ¿Dónde está el hospital? ¿Dónde se llevan a Camila?-
-Lauren...- la ojiverde frunce el ceño ante el hombre que la conoce. -No hay hospitales que atiendan el problema de Camila aquí. Ella siempre se interna en un hospital en Burton, y eso no es cerca-
-Pero ella no llegará-

Las palabras sorprenden a ambos, ya que Lauren las pronuncia en forma de sollozo. Camila se estaba ahogando, ¿Cómo llegaría a otra ciudad a tiempo? Ella no iba a lograrlo.

-Niña, el pueblo conoce a Camila y a su familia. Tenemos un hombre aquí, su nombre es Jorge. Él siempre transporta Camila en helicóptero al hospital. Llegan en menos de 15 minutos. Camila es fuerte- palmea suavemente su espalda. -Ahora ve adentro. No se supone que estés aquí-

Todo va a estar bien.

Lauren permanecía sentada en su cama, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza apoyada contra la pared. No se sentía así de mal desde hacía muchísimo tiempo. Tenía miedo. Muchísimo miedo. ¿Y si algo le pasaba a Camila? ¿Y si ya no podía volver?

No, basta. Todo estará bien.

Mira el reloj de su teléfono una vez más. Han pasado más de seis horas. Lauren no sabe nada de Camila en más de seis horas y eso está acabando con su conciencia y su corazón. ¿Fue su culpa? Sí, ella la había presionado. Camila estaba en riesgo pro su culpa.

Idiota. Fue todo tu culpa. Pero ella va a estar bien. Camila es fuerte.

-Por favor, Camila, tienes que ser fuerte- solloza.

En las manos de la ojiverde hay un papel bastante arrugado. Una carta, escrita de puño y letra, llena de lágrimas y algo borroneada, tal vez; pero era una carta de ella. Una carta que ella le había escrito a Camila apenas había vuelto al hotel, pidiéndole perdón y diciendo que la dejaría tranquila. Pero no podía, no podía dársela.

No puedo alejarme... Ella es mía.

La familia Cabello no vuelve al hotel hasta pasada la medianoche del sábado. En realidad, Alejandro estaba en el hotel desde el miércoles, pero solo venía por un par de horas y volvía a irse. El hombre viajaba dos horas ida y vuelta cada día solo para volver con su hija.

En cuanto Lauren escucha abrirse la puerta de la habitación de al lado, salta de la cama y se sienta contra la pared que comparte con la morena. La oye hablar con sus padres: "voy a estar bien, mamá", "activaré la alarma si pasa algo, papá", "solo quiero dormir, por favor".

Pero son las 4:00 a.m y Lauren aún escucha a la morena en su habitación. Camila ha estado tocando acordes al azar en su guitarra desde que llegó, y parece que no pretende detenerse. ¿Debería ir a ver cómo esta? ¿Pedirle perdón?

No puedes hacer eso.

Pero para las 5:30 a.m, los acordes cesan. Camila se ha ido a dormir, al parecer, y Lauren decide hacer lo mismo. A dormido apenas unas horas desde el miércoles, por lo que el cansancio la vence apenas apoya la cabeza en la almohada.

- ¡Ya voy!-

Una atontada Lauren revisa la hora en su teléfono mientras se desenreda de las sábanas. Las 15:36 p.m, había dormido alrededor de diez horas, y seguía cansada. Nadie golpeaba a su puerta nunca. Nadie excepto...

-Camila-

Su voz suena como un susurro, mientras corresponde al abrazo de la morena que solloza levemente en su pecho. Ambas lloran, sí; Lauren lo hace por la culpa que siente, lo que la hace acercar su cuerpo más al de Camila en el abrazo. Pero Camila... ¿Por qué llora Camila?

-Lo siento- susurra la ojiverde.
-No hables, Lauren. No hables porque voy a golpearte- amenaza la morena, haciéndola sonreír levemente. -Te extrañé- confiesa en voz muy baja, como si estuviera confesando un secreto. -Fue demasiado aburrido sin ti-
-Sí. También te extrañé-
- ¿Podemos entrar a tu habitación?- pregunta Camila.
-Si, claro. Lo que quieras- murmura.

Lauren traga saliva y entreabre los labios en cuanto la morena entrelaza sus dedos, entrando a la habitación. Camila le sonríe levemente e inclina la cabeza solo un poco para dejarle un beso en la mejilla. Su aliento huele a menta...

Camila estira la mano de Lauren hasta que ambas se sientan en la cama. La ojiverde no puede apartar sus ojos de la vista de Camila, aunque sabe que eso la debe de hacer ver como una estúpida.

-Yo creo que deberíamos hablar, Lauren- dice Camila.
- ¿A que te refieres?-

Lauren baja la mirada en cuanto Camila toma sus dos manos entrelazándolas con las suyas. Al instante comienza a darle leves caricias en el dorso de la mano, y eso hace que su concentración en las palabras de Camila disminuya aún más.

Me gustan sus caricias...

-A nosotras. Sabes que tenemos que hablar de nosotras-

Es todo. Es todo, ella va a dejarme...

Pero no puedes perder algo que nunca tuviste, Lauren.

Photograph || Camren.Where stories live. Discover now