Capítulo 17: Casa

5.6K 342 47
                                    

Capítulo narrado desde el punto de vista de Lauren.

Recuerdo que hacía calor. Era la primera vez en la que sentía verdaderamente calor desde que estaba aquí en Castle Combe. Y me gustaba la idea de Camila de salir a caminar por los alrededores del hotel. Había mucho patio para recorrer, y ella me había convencido de pasar el día afuera y tener algo así como un picnic. Recuerdo que ella caminaba delante de mí y veía como el viento jugaba con su cabello y con el pañuelo fino que su madre le había hecho ponerse en el cuello.

-Deprisa, Lauren. Quiero llegar al árbol. Muero de hambre-

¿Por qué ella siempre está tan apurada para todo? Apuré solo un poco el paso hasta que logreé tomar su mano y frenar un poco su marcha. Ella se volteó hacía mi y me miró con el ceño un poco fruncido, pero un beso pudo arreglar esa expresión y seguimos caminando.

-Aquí es- me sonríe.

Recuerdo al árbol perfectamente. Hojas rojas, muy rojas por el otoño, con manchones amarillos y algunos marrones. De tronco grueso y largas ramas que cubrían un largo espacio a nuestro alrededor. Un espacio completamente cubierto por un colchón de hojas secas que crujían ante nuestro peso. Era realmente hermoso.

-No tienes idea de hace cuanto no vengo aquí- susurró.

Recuerdo que pasamos todo el día fuera del hotel. Jamás había visto ese brillo en la cara de Camila y me asustaba no volver a verlo. No poder hacer que eso se repita. Ella amaba la naturaleza y estar en contacto con ella, y yo iba a hacer todo lo que fuera posible para dárselo.

Apreté a Camila más en mi abrazo, mientras ella recostaba la cabeza contra mi pecho y se acomodaba mejor entre mis piernas. Había empezado a atardecer, y desde el árbol teníamos una vista excelente de ese suceso. Pero, ¿Quién quería ver un atardecer en vivo y en directo cuando puedo verlo reflejado en los ojos más bonitos que vi en mi vida?

- ¡Te perdiste el atardecer, Lauren!-

Recuerdo que ella me retó, sonrojada por descubrirme viéndola embobada. Recuerdo haberle sonreído de oreja a oreja, mostrándole mis dientes. Una sonrisa real, una sonrisa que solo ella era capaz de sacarme. Y recuerdo que ella se sonrojó incluso más, como si fuera posible.

Volvimos al hotel en silencio, sí. De repente se había creado un silencio incómodo entre nosotras, mientras caminábamos despacio y abrazadas. Lo recuerdo bien, Camila parecía nerviosa, y yo tenía la peor sensación en mi pecho. Y era como si todo se hubiera puesto de acuerdo a nuestro ánimo, ya que el oscuro cielo nocturno se iba bloqueando con nubarrones que nos tapaban las estrellas.

-Iré a ducharme- me dijo.

Y se fue. Desapareció por el ascensor, dejándome consternada por su cambio de actitud repentino. ¿Ella estaba enojada? ¿Había hecho algo mal? ¿Había dicho algo? ¿O acaso ella estaba triste y yo ni si quiera lo había notado?

Recuerdo que mis piernas pesaban y que la escalera se hizo interminable. Dolían, los músculos de mis piernas dolían y pesaban como si fueran rocas. Sin embargo seguí, hasta que estuve frente a la puerta de Camila. Toqué y oí algo caerse en el interior. Algo de cristal o porcelana, tal vez, ya que se escucho perfectamente como se destrozó contra el piso.

- ¿Camila, estás ahí?- pregunté asustada.
-Lauren-

Recuerdo que mi corazón dio un vuelco por el susto. Me voltee, asustada y con ambas manos en el pecho. Sinuhe estaba parada en la puerta de su habitación. Estaba totalmente seria, y extendía su mano hacia mí con un teléfono celular en ella.

Lo tome de su mano fría.

-Por favor, dile a tus padres que no llamen en la madrugada. Hay gente quie trata de dormir-

Recuerdo que no procese sus palabras en ese instante, pero asentí, mirando fijamente el teléfono entre mis manos, que vibrada exageradamente con el nombre de mi madre en la pantalla.

- ¿Qué quieres decir con madruga... da?-

Pero ella ya no estaba frente a mi.

Me volteé, asustada una vez más, ante el sonido de la puerta de Camila. Recuerdo que mi cuerpo sintió calor, y que mis mejillas se enrojecieron ante la visión de mi novia en un traslúcido negligé color celeste.

-No respondas, Lauren- murmuró. -Ven aquí-
-Es mi familia, Camz- sonreí alegre.
-Vamos, Lauren- tomó mi brazo entre sus manos.
-Bien, contestaré en tu habitación- sonrío.

El teléfono seguía sonando en mis manos cuando Camila lo tomó y lo arrojó al suelo. A pesar de que no se rompió, dejó de emitir aquella vibración, anunciando que mi mamá había colgado. Fruncí el ceño completamente molesta con Camila, pero ella me besó y todo se fue por la borda.

Recuerdo que la empujé con fuerza contra la pared, pegándome a su cuerpo y apretando su trasero en mis manos, mientras la oía gemir en mi boca. No sé ni me importó mucho saber como llegamos a la cama, o como fue que la desnudé a ella o como me desnudé a mi misma, pero recuerdo que me sentía extraña mientras la besaba.

No se sentía bien, ni correspondido. Se sentía sucio, se sentía extraño, como si estuviera besando a otra persona que no fuera Camila.

Pero después de haberle hecho el amor, algo que no se conserva bien en mi memoria, recuerdo haber visto como Camila, aún desnuda, se sentaba en el borde de la cama y comenzaba a sollozar. Yo estaba vestida ahora, no recuerdo el momento en el que lo hice.

-No quiero, Lauren- sollozó al momento en el que la abracé.
- ¿Qué cosa, Camzi?- pregunté confundida.
-No te vayas, por favor- pidió.
-No voy a irme aún, Camz. Y sabes que cuando lo haga, voy a volver- sonrío, tratando de animarla.
- ¡No me mientas! ¡Sé perfectamente que tu madre está esperándote abajo para llevarte lejos de mí!-

Frunzo el ceño ante los pequeños golpes en la puerta. Siento el cuerpo cosquillear cuando los brazos de Camila abandonan mi cuello, y me levantó caminando a la puerta. Recuerdo el sollozo que salió de mi boca en cuanto vi a mi mamá parada en al puerta de la habitación, observándome con los ojos llorosos.

-Mamá- murmuré.
- ¡Mi niña!- sonrió.

Me arrojé a los brazos de mi mamá, llorando como no recuerdo haberlo hecho jamás en mi vida. Se sentía tan bien estar en sus brazos, era una sensación tan cálida y conocida. Oh, Dios mío, cuanto había extrañado esto.

Entonces, despierto.

Despierto y siento que el mundo se me va al suelo cuando entiendo que mamá no está aquí realmente.

Despierto y encuentro a mi novia, completamente desnuda, dormida entre mis brazos.

Despierto y recuerdo como hicimos el amor anoche.

Despierto y recuerdo mi sueño mientras suelto un sollozo.

- ¿Cariño?- murmura Camila. - ¿Laur, qué pasa?-
-Camz... yo... Dios-

Las lágrimas salen sin control de mi rostro en cuanto Camila me abraza y me refugia en su pecho. Me falta el aire, me siento encerrada y las palabras están atoradas en mi garganta. Mi mente es un mar de pensamientos, pero solo uno sale de mi boca y hace a Camila tensarse.

-Quiero irme a casa-


Photograph || Camren.Where stories live. Discover now