13. Corazones rotos y fiestas.

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CHRIS' POV.

Llamaron a mi timbre y, al abrir, vi a Luke con una sonrisa de oreja a oreja, y le invité a pasar, dirigiéndonos directamente a mi cuarto.

— Cualquier cosa va a servirme, ¿no? — pregunté, buscando algo decente en mi armario.

Se tumbó sobre mi cama y apoyó su cabeza sobre sus manos, asintiendo.

Luke y yo nos conocemos desde primero de secundaria. Desde entonces hemos sido muy buenos amigos, y es gracioso el hecho de que fuera mi amigo y el mejor amigo de Annie a la vez.

Al final, opté por una camisa de franela blanca y negra y unos simples vaqueros, me puse unas deportivas cualquieras y me acerqué a Luke, haciendo que éste apartara la vista de su móvil.

— Woah, Chris, te ves- uhm- esto, te ves hermoso. — carraspeó y negó con la cabeza. — No, quiero decir, te ves genial. — se levantó y se pasó las manos por su camisa arrugada. — Ya nos podemos ir.

¿"Te ves hermoso"? ¿Qué, Luke?

Decidiendo ignorar su comentario, salimos de mi casa y fuimos caminando hasta la casa de James. Al llegar, llamamos al timbre y a los pocos segundos éste abrió con una sonrisa.

— Cuando esa cosa de ahí arriba termine con su revolución, podremos irnos. — sonrió, abriendo más la puerta para que pudiéramos pasar.

Entramos y nos paramos delante de la escalera, esperando a que Diana y Annie bajaran.

— No estoy segura de si ir así. — se oyó la voz de Annie desde arriba. — No, deja que me retracte. No es que no esté segura, ¡no quiero ir así!

— Deja de quejarte, te acostumbrarás. Vamos, baja, estás preciosa. — se le oyó decir a Diana esta vez.

La puerta del cuarto de Annie se abrió y vi a ésta salir de ahí, cabizbaja.

Bajó las escaleras, y me tomé mi tiempo para mirarla. Llevaba una blusa blanca dentro de una falda negra, y unos botines altos negros.

Sonreí a la vez que le tendía la mano, porque sabía que, a aquel paso, no se iba a comer el mundo, sino el suelo.

Me dio la mano y salimos de la casa, mientras ella se tambaleaba de lado a lado.

— Cómo cuesta caminar con esto. — refunfuñaba ésta, mientras entrábamos en el coche. Reí un poco al verla luchar por mantenerse de pie.

Una vez todos estuvimos dentro, James arrancó. Ya era de noche, y las luces de la calle empezaban a encenderse.

La miré y sólo entonces pude ver que se había puesto máscara, y su pelo notablemente liso caía sobre sus hombros.

Era tan raro verla así, una chica que prefiere ir con sus deportivas viejas antes que romperse los pies llevando tacones.

Pero seguía estando hermosa.

Al parecer, se dio cuenta de que la estaba observando porque se giró a mirarme, y le dediqué una pequeña sonrisa, tratando de disimular, que ella me devolvió.

Volví a mirar al frente, y después de un tiempo llegamos a la fiesta. La casa de Adam era como una mansión, y se veían luces de colores desde fuera.

Bajamos del coche todos menos Annie, que se negaba completamente a moverse de ahí.

— Vamos, ¿por qué no me puedo quedar en el coche? Puedo esperar aquí, de verdad. Tengo batería en el móvil, puedo llamarte si pasa algo. — se quejó, casi suplicando.

No soy tu princesa.©Where stories live. Discover now